‘Txapote’ la lía de nuevo en la Audiencia Nacional
C. Guindal.- 11/12/2009 06:00h
Los etarras 'Txapote' y 'Amaia' durante el juicio (Efe).
El etarra Javier García Gaztelu, Txapote, no pasa nunca desapercibido por la Audiencia Nacional. Juicio en el que está, juicio en el que hay bronca asegurada. El presidente del tribunal que juzga al ex dirigente etarra y a su pareja sentimental, Irantzu Gallastegui Sudupe, Amaya, tuvo que mediar para acabar con la habitual mala educación de ambos durante las vistas.
Desde el momento en que los agentes les metieron en el habitáculo blindado, la pareja no dejó de hablar, totalmente ajena a lo que ocurría a su alrededor. Se les veía compenetrados. Amaya habló en nombre de los dos. "No vamos a contestar a las preguntas porque no reconocemos a este tribunal", dijo en euskera.
El magistrado Ángel Hurtado se cansó del comportamiento. "Guarden las formas porque esto no es una conversación entre ustedes". Y Txapote, como no podía ser de otra forma, le replicó. "Esto está en mi mano y no en la suya". La consecuencia, Amaya fuera de la pecera.
Pero la cosa no quedó ahí. Una sentada frente del tribunal y otro dentro de la sala blindada, continuaron hablando. Amaya daba la espalda a los magistrados para seguir la conversación con su pareja, con la que tiene dos hijos. No mostraron ni el más mínimo interés en lo que ocurría en el juicio por el asesinato del concejal de Zarauz Ignacio Iruretagoyena con una bomba lapa el 9 de enero de 1998.
Finalmente, el presidente expulsó de la sala a la etarra. Mientras tanto, Txapote se sentaba, se levantaba, paseaba por el habitáculo y observaba los cristales. Incluso tuvo tiempo para llamar "chivata" a una inspectora de la policía que acudió a declarar como testigo.
Aún así, el ex miembro del comando Donosti estuvo bastante comedido para los espectáculos que ha protagonizado en la Audiencia Nacional, sobre todo con un juez en concreto, Alfonso Guevara. En los juicios que ha presidido éste, la tensión ha sido máxima, con gritos, insultos, golpes y hasta patadas en el cristal.
Ésta es la demostración de fuerza de un asesino que está condenado por haber cometido algunos de los atentados más escalofriantes de ETA, como el secuestro y asesinato del concejal del PP Miguel Ángel Blanco, del presidente del PP en el País Vasco, Gregorio Ordóñez, del socialista Fernando Múgica o del periodista José Luis López Lacalle. En la mayoría de los casos acabó con su vida de la misma forma, un tiro en la nuca.
Testimonio de la viuda de Iruretagoyena
En el juicio celebrado ayer en la Audiencia Nacional, la viuda de Iruretagoyena recordó cómo vivió la muerte de su marido, con dos hijos pequeños, uno de cuatro años y otro de ocho meses. No tuvo fuerzas para contarles cómo murió su padre hasta que hace unos meses se lo explicó al mayor. El segundo todavía no sabe nada, explicó María José Imaz. También contó la inseguridad que le había provocado un atentado posterior, durante un homenaje a Iruretagoyena, así como una serie de llamadas amenazantes que recibió la familia. Asimismo, explicó que durante los últimos tres años padece un cáncer que le ha llevado “8 veces al quirófano”, y que los oncólogos que la atienden relacionan con el asesinato de su marido.
El fiscal consideró acreditado que los acusados fueron autores del atentado contra Iruretagoyena, y recordó el testimonio policial del etarra Gregorio Escudero, cuya verosimilitud quedó remarcada por lo que, también ante la policía, declararon los etarras Sebastián Lasa y Alfonso Sebastián Iriarte. Ninguno reconoció en el juicio esta declaración, pero en su día ambos testificaron que entonces Txapote y Amaya estuvieron ausentes del cursillo sobre explosivos que impartían, y que ellos mismos se atribuyeron posteriormente el atentado del concejal del PP en Zarauz
La Fiscalía solicitó para cada uno 61 años de prisión por los delitos de estragos terroristas, asesinato terrorista y lesiones terroristas así como una indemnización de 500.000 euros para la viuda y 250.000 euros para cada uno de los herederos.
Valientes hijos de puta asesinos de mierda están echos los dos. Haber si les entra el dengue y se van al otro barrio, malnacidos.
ResponderEliminarYo no se, como la audiencia permite todo eso, les falta coraje y cojones para callarlos.