miércoles, 18 de noviembre de 2009
Carta a Zapatero
Carta a Zapatero
Sr. Presidente del Gobierno, no tenía previsto tener que dedicarle estas palabras pero veo que está usted tan apartado de la realidad que no tengo más remedio que hacerlo. Y lo hago con el convencimiento de que me escuchará porque, no siendo yo tan importante como usted, estoy seguro de que seguramente tendré algo que enseñarle de mi propia experiencia.
Formo parte de la generación del 66, una de las que provocó el mayor estallido demográfico en España. Eso me ha marcado para bien y para mal. De pequeño veía cómo se construían los colegios a la par que íbamos creciendo. Cuando llegaba la hora de hacer la mili algunos se libraron por exceso de cupo porque no cabíamos en los cuarteles. La parte más amarga de nuestra juventud llegó a la hora de encontrar trabajo. Fuimos una de las primeras generaciones que si tenías la suerte o el empeño de estudiar una carrera, eso no era garantía para obtener un puesto de trabajo. Además nos tocó entrar en el mercado laboral en los primeros años 90, el comienzo de la anterior crisis que duró hasta el 96 cuando ya teníamos 30 años y algunas desilusiones. Hoy estoy feliz por que he sido capaz de dar un rumbo definitivo a mi vida. Hace poco más de un año he conseguido una plaza como funcionario después de haber rellenado mi informe de vida laboral con un periodo de ocho años de autónomo como agricultor y no menos de 15 contratos de trabajo temporales gracias a la legislación laboral tan fantástica que hemos tenido. Estoy feliz pero no estoy tranquilo porque nadie es inmune ante los tiempos difíciles que se nos avecinan.
Estoy viviendo con mucha rabia la magnitud que están tomando los acontecimientos sobrevenidos en torno a la situación económica. Cómo una situación de crisis que en principio no nos iba a afectar apenas, se está convirtiendo en un verdadero problema para mucha gente pero que al final nos va a afectar irremediablemente a todos. Día a día veo como en vez de corregir el rumbo para evitar agravar la situación se está yendo en la dirección contraria. Y es que no comprendo como entre tanta gente importante como tiene a su alrededor no haya nadie capaz de asesorarle como usted se merece.
Ha cometido usted a mi entender dos errores graves; el primero ha sido despreciar a media España desde que es usted el Presidente del Gobierno; el segundo plantear la política de subsidios como medio para salir de la difícil situación económica.
Sr Presidente, no se construye ningún país sin la participación de todos, así no se construye ni una pequeña aldea. Ha entrado usted en el juego de intentar aniquilar a la oposición pactando con otros para apartarlos de la posibilidad de aportar cualquier iniciativa por buena que ésta fuera, para conseguir por cualquier medio apartarlos del poder llegando incluso a utilizar la mentira (11M, guerra de Iraq, negociación con ETA) Y para ello no ha dudado en utilizar todos los medios a su alcance, instituciones del Estado, medios de comunicación y toda la demagogia del mundo. Con ello se ha ganado la desconfianza de mucha gente que aun sin ser afines a nuestro partido han visto como ha llevado usted la lucha política al terreno del juego sucio. Muchas de estas personas no estarán hoy dispuestas a arrimar el hombro y colaborar en la reconstrucción de nuestro bienestar.
Sr. Presidente, el ser humano es un luchador por naturaleza y es emprendedor. Se crece ante las dificultades y es capaz de salir de las situaciones más desfavorables. Pero al mismo tiempo el ser humano es oportunista y aprovechará cualquier ventaja que le dé el sistema en beneficio propio. Con esto le quiero decir que si usted acostumbra a mantener un sistema de subsidios para combatir la crisis, no está solucionando el problema, tan sólo lo está aplazando. Está usted aniquilando la capacidad de iniciativa de la sociedad civil creando subsidios por un lado y subiendo impuestos por otro.
Yo siempre he creído que ante los problemas hay que crecerse y trabajar más si cabe pero cuando tú te esfuerzas y arriesgas mientras que ves que otros sin hacer nada y viven mejor que tú, te llegas a plantear seriamente si vale la pena el esfuerzo. El Estado no puede permitir esto.
Sr. Presidente, quiero decirle que lo que está pasando no es sólo consecuencia de la crisis económica, que detrás de todo hay un verdadero mar de fondo constituido por la falta de valores que nos dejan sin rumbo ante los importantes retos que se nos presentan y nos dejan sin motivaciones para luchar por nuestra cultura y nuestra civilización. Detrás de las malas cifras económicas existe un déficit de valores imprescindible para la consecución de un desarrollo sostenido y duradero. La familia está dejando de ejercer como institución educadora, el Estado está dejando de investigar para mejorar nuestro futuro, las empresas no invierten por falta de confianza, el nivel de la educación en España baja año a año fruto de una falta de cultura del mérito y el esfuerzo. El respeto por el prójimo se está perdiendo, cada vez hay menos disciplina en los hogares y en las aulas, no digamos ante la obligación que tenemos todos de contribuir con la hacienda pública. Ante éste cóctel explosivo usted plantea programar la educación ideológica de los niños y niñas, despenalizar el aborto, preparar el camino para la eutanasia, más subsidios, la España gótica y la alianza de civilizaciones. Todo ello adornado convenientemente con buenas palabras y una sonrisa seductora.
Sr. Presidente, tengo 43 años, soy uno de los muchos españoles a los que usted nunca ha engañado pero tiene usted la misma responsabilidad conmigo y mi familia que con aquel o aquella que le ha votado.
Yo le voy a pedir una cosa hoy solamente y es que confíe usted en la gente y ésta confiará en usted. Deje de subirle los impuestos a la gente y la gente le dará más impuestos al Estado fruto de su actividad emprendedora y del afloramiento de la economía sumergida. Deje de prometer más limosnas para los trabajadores y cree confianza que al mismo tiempo cree puestos de trabajo que es lo que los trabajadores necesitan.
Manuel Montiano Ruiz - Cádiz
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Enhorabuena Manuel por tu carta, pero crees que te leerá??, yo creo que no. Un ser que es sobervio, prepotente y endiosado, no lee esas cosas, y menos lo que le dices, si al menos le dieses jabón, aún, pero asi no, hijo no, los dioses no saben de todo lo que les pasa a los demás.
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