El periódico
Los TEDAX de la Policía Nacional, creados para desactivar todo tipo de explosivos y en pleno auge del terrorismo en España, cumplen 40 años
"No hay ningún cable rojo y ningún cronómetro descuenta los segundos que faltan para que estalle un artefacto", cuenta el inspector Manuel Antillano
ALBERT BERTRAN
29 de octubre de 1993. 16:40 horas. ETA ha dejado un coche bomba en el aparcamiento de la estación de Sants de Barcelona. La banda terrorista ha realizado una llamada avisando de la colocación del artefacto. La amenaza ha detenido el trayecto de todos los trenes que estaban a punto de entrar en la capital catalana. En el subsuelo de la estación de Renfe, los andenes de todas las vías están desiertos. Han sido más de 3.000 las personas desalojadas. En la planta superior, solo queda la policía. Los agentes han tejido un cordón de seguridad que aísla el vehículo sospechoso. Al frente del dispositivo, un hombre arrastra un pesado teléfono móvil e informa puntualmente a las autoridades sin perder de vista el coche bomba.
Es el responsable de desactivarlo y acaba de tomar una decisión: no lo hará, dejará que explote. Sabe que la llamada de ETA tiene visos de ser verídica. Y que cuando lo es, la hora de la detonación incluida en el aviso acostumbra a ser precisa. Bajo esa premisa, ya no queda tiempo para tratar de neutralizarlo. Aunque su decisión no gusta a nadie, se mantiene firme. De nuevo, suena su teléfono:
-¿Por qué no has descongelado la merluza que te pedí que sacaras del congelador?
-Cariño, lo siento, no es un buen momento.
-¿No es un buen momento? Pues ya me dirás qué cenaremos hoy.
-Lo siento, de verdad, se me ha olvidado. Luego te llamo, estoy ocupado…
-¡BOOOM!
Hoy el inspector Manuel Antillano, con más de 25 años de servicio al frente de la unidad TEDAX, sigue sin atreverse a llevarle la contraria a su mujer y durante la entrevista mantiene que aquella bronca se la merecía. La anécdota refleja bien que dentro de los muñecos 'Michelín' que se acercan a desconectar bombas solo hay personas normales, tipos corrientes que se olvidan de descongelar el pescado.
El inspector detesta la imagen que Hollywood ha dado siempre de su trabajo. “No hay ningún cable rojo y ningún cronómetro descuenta los segundos que faltan para que estalle. Desafortunadamente, tampoco trabajas junto a una bella mujer que te regala un beso de tornillo si logras desarmar el explosivo”, comenta entre risas.
Estos especialistas del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) han desarmado explosivos “de ETA, del GRAPO, de Terra Lliure y de varios movimientos anarquistas”. Antillano prefería toparse con las bombas que fabricaban los terroristas 'abertzales' que con los “gazpachos” que preparaban "algunos anarquistas". Los primeros “estaban bien formados” y en contacto “con organizaciones internacionales”. Sus artefactos “estaban trabajados” y suponían “un desafío”. Los segundos dejaban “chapuzas” muy “inestables” que no había “por dónde cogerlas”, asegura.
LOS TEDAX CUMPLEN 40 AÑOS
La unidad TEDAX se creó con una orden ministerial de carácter reservado firmada en 1975. “La generalización en la sociedad contemporánea del uso de artefactos explosivos para fines ilícitos… hace necesaria la creación de equipos especializados para la desactivación o destrucción y examen de tales artefactos”, rezaba el comunicado.Hasta entonces, cada vez que los policías se daban de bruces con una bomba, tenían que llamar a los artificieros del ejército, los únicos que disponían de conocimientos sobre arsenal militar. Pero con la aparición del terrorismo moderno llegó un nuevo tipo de explosivos que no habían sido fabricados por la industria armamentística ni estaban en manos únicamente de los militares. En realidad, la globalización, de la mano de las comunicaciones e internet, no tardó en aclarar que con voluntad de atentar se podía conseguir casi cualquier arma.
En 1995, por ejemplo, una organización criminal lanzó gas sarín en el metro de Tokio (Japón). Murieron 13 personas y resultaron heridas medio millar. Un arma química contemplada para ser usada en conflictos bélicos que se liberó en una ciudad sin guerra. Ataques como este obligaron a reformular el perfil de técnicos como Antillano y añadió más letras al nombre de su unidad: TEDAX / NRBQ (Nucleares, Radiológicos, Biológicos y Químicos).
Para encajar en esta unidad, los psicólogos de la policía nacional (o de los Mossos d’Esquadra) buscan personas “estables emocionalmente”, con capacidad para “concentrarse, analizar y tomar decisiones”. Agentes de sangre fría que deberán conjugar el estrés de la dinamita con la vida más familiar.
Por eso, como hizo el 29 de octubre de 1993 el inspector Antillano, que no le contó a su mujer porqué había olvidado sacar la merluza del congelador –de hecho, se enterará ahora si lee esta noticia–, los TEDAX optan por ocultar información a sus seres queridos "para protegerlos". Para que no sepan que algún día podrían desintegrarse durante su jornada laboral.
Otro artículo más por los 40 años de la creación de la especialidad TEDAX.
ResponderEliminarPoco que añadir, solamente que tengamos suerte y al toro.