lunes, 4 de enero de 2016

Policías de izquierda en la clandestinidad

Público.es 

José Tejero, policía y fundador del Sindicato Unificado de la Policía (SUP), narra en un libro cómo los policías demócratas lucharon de 1976 a 1985 por crear un cuerpo de seguridad civil.


El comité ejecutivo del SUP en la clandestinidad, durante una asamblea celebrada en marzo de 1984.
Cómo pasar de una policía militar a una civil como elemento fundamental para que en la España de la Transición se asentara la democracia. Eso es lo que cuenta en su libro Memorias de una lucha clandestina José Tejero, uno de los fundadores de las primeras células creadas por policías de izquierdas tras la muerte de Franco.

Cinco nombres son clave para entender cómo nació el Sindicato Unificado de la Policía (SUP), el que tiene más número de afiliados en estos momentos: José López, Guillermo Gómez, José María Osorno, Manuel Tapada y Carlos Jiménez. Cinco hombres sevillanos con inquietudes políticas de izquierdas que desde 1977 comenzaron a organizar la primera célula clandestina y, reunión a reunión, el 28 de febrero de 1978 sentaron las bases del sindicato al que José Tejero también se unió en la clandestinidad. Así, paso a paso, consiguieron alcanzar más de 12.000 afiliados antes de llegar a la mitad de la década de los 80.

La revolución había empezado dos años antes. La primera manifestación de policías y guardias civiles tuvo lugar en diciembre de 1976 cuando, explica Tejero en su libro, “cuatrocientos policías armados, guardias civiles e inspectores del Cuerpo General de Policía se concentraron en la plaza de Oriente y se dirigieron a la Dirección General de Seguridad rechazando la sanidad militar”. Ese era el inicio, el fin fue dejar de ser una policía militar para convertirse en un cuerpo civil y democrático.

La represión

Pero el régimen no perdonó esa desobediencia y decenas de policías fueron detenidos y enviados a diferentes cárceles. Sin embargo, la llama había prendido y las células clandestinas que crearían el SUP fueron extendiéndose primero por diferentes provincias andaluzas y, después, por el resto de España. En diciembre de 1977 se aprobó el Real Decreto de Asociaciones, que permitió la formación de organizaciones dentro del llamado Cuerpo General de Policía, es decir, de la policía secreta.

Pero estos avances no llegaban a los policías armados que se organizaron para cometer sabotajes a vehículos del cuerpo, tirada de octavillas, pintadas en casas de los mandos militares... Hasta que en 1978 el ministro Rodolfo Martín Villa crea el Cuerpo Superior de Policía y la Policía Armada pasa a ser Policía Nacional.

Quedaba una prueba de fuego, el 23 de febrero de 1981, el día en que el teniente Tejero de la Guardia Civil entró en el Congreso de los Diputados. En muchas comisarías, explica el autor, muchos policías brindaban por el golpe militar, otros se quedaron escondidos y sólo algunos se presentaron en las comisarías para defender sus puestos.

La democracia

Sin embargo, no fue hasta el primer gobierno del PSOE cuando el SUP pudo presentarse a los medios como el sindicato mayoritario dentro de la policía y constituirse oficialmente, ya en 1985. Periodistas, políticos y sindicalistas nacionales e internacionales, como Marcelino Camacho, ayudaron a estos primero policías demócratas a luchar por sus derechos y a convertir a la policía en un verdadero cuerpo civil.

José Tejero no se deja un detalle. Cenas, reuniones secretas, canciones y poesías insurgentes. Un verdadero recopilatorio de los primeros años del único cuerpo de seguridad civil que a día de hoy tenemos en España.

Nota: Se podrá adquirir el libro a través del correo electrónico sevilla@sup.es

1 comentario:

  1. Enhorabuena al compañero Tejero por el libro.
    El sindicalismo en la Policía, es bueno si se cumple a rajatabra lo que se pregona a bombo y platillo, y es malo, cuando se merma sus actuaciones sindicales, y algun@s se venden por un plato de lentejas, en su manera más ruin y mezquina, al objeto de conseguir privilegios personales (embajadas, ascensos, destinos, etc). Es por tanto bueno, pero menos bueno, cuando se politiza todo y deja de ser una herramienta para defender a los policías, y defenderse a ellos mismos.
    Ya sabemos, que de todo hay en la viña del señor conde...

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