Fue hallado por LD
En los 21 meses que han pasado desde que Libertad Digital descubrió el foco de explosión del 11-M, vagón, cobertizo y almacén han desaparecido.
Carlos Sánchez de Roda
El único de los trenes
que fue atacada el 11 de marzo de 2004 en Madrid que no fue desguazado
fue el tren de Santa Eugenia. También fue el único de los trenes que
sólo sufrió una explosión y el único por cuya bomba hay un condenado
como autor material de los atentados. Tras los atentados, el tren fue
trasladado a la estación de Vicálcaro y allí permaneció almacenado hasta
el 11 de septiembre de aquel mismo año, seis meses después de la
masacre, cuando fue enviado a los talleres de la emrpresa Tafesa, en el
barrio madrileño de Villaverde.
(El coche de Santa Eugenia el 17 de marzo de 2004 en Vicálvaro | CSR)
A partir de aquel 11 de septiembre de 2004,
comenzó la reparación del vagón. En aquel periodo, la vigilancia de
Renfe, la Policía y la Guardia Civil visitaron los talleres. Se trata
del mismo periodo en el que peritos de la Policía y la Guardia Civil
estaba realizando un informe en torno al punto donde estaba colocado
cada artefacto. En dicho informe, los peritos destacaron que el estudio
de los efectos (incluido el mobiliario de los vagones), junto a los
resultados de los análisis químicos realizados era determinante para
establecer la cantidad y tipo de explosivo utilizado en cada artefacto.En cualquier caso, pese al informe de los citados peritos y de que el vagón de Santa Eugenia era el único que no había sido enviado al desguace, el informe final de Policía y Guardia Civil no se menciona resto alguno del tren de Santa Eugenia. Se da la circunstancia adicional de que en ninguno de los informes periciales figura la existencia de un cráter en el suelo del foco de la explosión y dieron como ubicación de la bomba la bandeja portaequipajes.
(Cráter en el suelo del coche 4 de Santa Eugenia | CSR)
Meses después, en julio de 2005, el tren de
Santa Eugenia, ya reparado, se incorporó al servicio en Madrid,
mientras los restos de su foco de explosión quedaban guardados en el
cobertizo del taller de Tafesa. Desde entonces, nada se supo del foco de
explosión de Santa Eugenia (el único que permanecía intacto) hasta ocho
años después, cuando lo descubrió Libertad Digital.Fue el 28 de febrero de 2012, cuando Libertad Digital publicó el hallazgo de los restos del tren de Santa Eugenia en las instalaciones de Tafesa. El mismo día de la publicación de la noticia, el personal de Tafesa, procedió a acondicionar y asegurar con celeridad el cerramiento de chapas del cobertizo en el que se guardaba el vagón. Para entonces, Tafesa había sido declarada en concurso de acreedores.
(Cobertizo del almacén de Tafesa, encontrado por LD | CSR)
Aquella información provocó un gran revuelo mediático. Tanto
que el fiscal general del Estado, Eduardo Torres Dulce, anunciaba el 2 de marzo de 2012 que había dado la orden a la Fiscalía de Madrid para que iniciara una investigación
para esclarecer el valor probatorio de los restos y la posible
existencia de un delito de ocultación de pruebas. Cinco días después, la
Guardia Civil procedía a precintar el cobertizo en el que se guardaban
los restos y se establecía una vigilancia en la entrada a los talleres.
(Foto tomada el 28 de febrero de
2011, agentes de seguridad acondicionan el cobertizo que guarda los
restos del foco de Santa Eugenia | CSR)
El 6 de junio de 2012 la Fiscalía de Madrid informaba haber
decretado el archivo de las diligencias abiertas sobre este asunto. En
su nota de prensa, la Fiscalía daba los motivos en los que se basaba
este archivo:No se ha apreciado ninguna actuación de ocultación o manipulación de los referidos restos que pudiera hacer pensar en una desaparición de objetos de pruebas, al contrario. Todo ello se llevó a cabo con pleno conocimiento de los órganos judiciales de la instrucción de la causa y del enjuiciamiento, que fueron informados en su momento.
(Precinto en el cobertizo | CSR)
En cambio, en su escrito no se pronuncia sobre el valor
probatorio de los restos ni valora la importancia que pudieran tener los
restos por sí mismos. Así, los restos quedaron precintados y a
disposición del juzgado central de instrucción número 6 de la Audiencia
Nacional. Pero la vigilancia casi desapareció enseguida en los talleres
de Tafesa. Durante los meses posteriores, podía observarse algunas
violaciones del precinto y también la guardia de algún vigilante armado
junto a la estructura de chapa.
(Foto del cobertizo el 7 de marzo de 2013 | CSR)
En mayo de 2013, el adminitrador concursal
autorizó la entrada en las instalaciones para sacar todo lo que pudiera
ser de algún valor en la liquidación de la compañía, y efectivamente,
durante unos días pudo verse cómo se desmantelaba lo todavía
aprovechable del taller. Ya en julio, se procedió a la devolución de los
terrenos a Adif, quien los había tenido arrendados a Tafesa. Y empezó
inmediatamente el desmantelamiento del cobertizo. El nueve de junio
habían desaparecido los precintos de la entrada al cobertizo.
(Fotografía del cobertizo el 9 de julio de 2013 | CSR)
El estado y posición del cobertizo sugerían que el local
permaneció intacto desde su descubrimiento, se precintó sin haber movido
nada. La investigación que durante tres meses realizó la Fiscalía se
hizo sin siquiera mirar lo que había dentro, pues los precintos no se
movieron, y el juzgado número 6 tampoco se asomó a ver qué había allí
dentro.21 de septiembre de 2013. Libertad Digital descubre tan sólo un año y tres meses después de que se cerraran las diligencias de investigación de los restos abiertas a instancias de la Fiscalía General del Estado por parte de la Fiscalía de Madrid, los almacenes que albergaban los restos están desiertos y medio en ruinas. Grafitis y desechos son lo único que campa a sus anchas por las instalaciones, donde el cobertizo que aún alberga restos del vagón explosionado, aparece desprecintado y visiblemente abandonado. Cabe recordar que tras archivar la investigación, la Fiscalía dejó la custodia de los restos a disposición del Juzgado de Instrucción número 6 de Madrid, sin que haya trascendido información en contrario durante estos últimos meses.
(Abandono de almacenes de Tafesa | CSR)
Octubre de 2013. La reacción a lo que
estaba pasando en las instalaciones recuperadas por Adif fue la
colocación de unos carteles de "peligro desprendimiento" en las puertas
metálicas de entrada a las instalaciones. Se asumía, por lo tanto, que
el paso al recinto era libre. Ante la dejadez del propietario, la
reacción de los visitantes fue llevarse los carteles y hasta las
propieas puertas en los que estaban colocados. Se hacía así posible la
entrada de grandes vehículos.
(En octubre pasaron de advertir riesgo de desprendimiento en las puertas a que desaparecieran las puertas | CSR)
A finales de octubre, cuando aún quedaba la última pieza del
tren, la entrda estaba vigilada por policías y vigilantes privados de
Adif, conocedores de que allí había restos del 11-M. Mientras, en el
interior, seguía el desguace. El 25 de octubre, había desaparecido el
último resto del tren de Santa Eugenia, y ya no había nadie vigilando.
Una vez desaparecidos todos los restos del tren, ya no había nada que
investigar ni vigilar.Finalmente, el dos de noviembre, la entrada aparecía de nuevo cerrada, esta vez con una valla de reja metálica. Tras ella, unos agentes de seguridad de Adif, con su vehículo, vigilaban el acceso. Y así desapareció todo rastro del foco de explosión de Santa Eugenia. Ese foco que se coservó durante años con una cadena de custodia "perfectamente conocida", como decía la Fiscalía General del Estado. Que se sepa, aún no se ha dado orden o permiso de desprecintado del cobertizo. Ningún organismo oficial lo ha abierto para estudiar su contendido. Los únicos que entraron en su interior fueron visitantes furtivos nunca perseguidos por la violación de los precintos.
(Las instalaciones, derruidas y el cobertizo, desaparecido | CSR)
Los malnacidos que lo han hecho lo pagarán con la justicia divina.
ResponderEliminarTiempo al tiempo, de hecho alguno ya a ído a parar a la estantería.