Entre ellos están Rufi Etxeberria, Joseba Permach, Pernando Barrena y Juan José Petrikorena, acusados formalmente por el Ministerio Público de pertenencia a organización terrorista y pendientes de juicio con peticiones de 10 o 12 años de cárcel.
Ya no hay rastro de los ciudadanos prácticamente anónimos que se hicieron pasar inicialmente como auspiciadores de Sortu. Muy probablemente, la nueva formación estará presidida por Asier Arraiz, también integrante en su día de la Mesa Nacional de Batasuna y para quien la Fiscalía pide, asimismo, 10 años de prisión por terrorismo. Hay dudas sobre si Arnaldo Otegi podría ser secretario general, dada su situación jurídica (continúa en prisión e inhabilitado). Habrá dos portavoces y los departamentos en los que se divide la dirección han sido bautizados con los inconfundibles nombres de «lucha de masas», «lucha institucional» y «lucha ideológica».
Son los pata negra de Batasuna, ya sin necesidad de usar testaferros, totalmente blanqueados, planteando un cierto desafío con las causas que tienen pendientes. No han sentido la necesidad de modificar la terminología tradicional de la izquierda abertzale -y la propia ETA-, a la que ahora atribuyen sólo un sentido energizante (un modo de simbolizar que no se van a apalancar pasivamente en sus cargos).
Sortu fue presentado públicamente en febrero de 2011 por Rufino Etxeberria y el abogado abertzale Iñigo Iruin. Para conseguir la legalización, los muñidores de la nueva formación hicieron verdaderos equilibrios. No condenaron a ETA ni los atentados de la banda, pero dejaron claro que sí rechazarían todas las violencias que se pudieran producir en el futuro, incluida la de la organización terrorista.
El cumplimiento de la Ley de Partidos exigía otros requisitos más técnicos por los cuales la nueva formación debía tener una estructura homologada al resto de las formaciones democráticas. Esto significaba, básicamente, que debía desaparecer la estructura prácticamente asamblearia que habían tenido todas las marcas abertzales herederas de Batasuna, que confluían en la denominada Mesa Nacional u organismo similar y que se hacían visibles mediante una Portavocía sin mayor jerarquía aparente.
Durante los últimos meses, Sortu se ha aplicado para modernizar esa estructura. Ha creado una Presidencia, una Secretaría General y un Consejo Nacional que constará primero de 21 miembros y que alcanzará los 24 cuando se cree Sortu en el País Vasco francés, donde la Batasuna gala, que siempre fue legal en el país vecino, se autodisolvió recientemente.
En Sortu habrá un responsable de internacional, de finanzas, de «lucha de masas» y de «lucha ideológica», y cinco representantes de cada herrialde: uno por cada provincia vasca, uno por Navarra y otro por los tres departamentos del País Vasco francés.
La gestación de Sortu tuvo lugar en medio de los contactos del Gobierno de Rodríguez Zapatero con la izquierda abertzale, cuyo fin era que ésta abjurase de la violencia y conseguir el cese definitivo del terrorismo. Sin embargo, y a pesar de que los radicales ya lo daban por hecho, el Tribunal Supremo consideró que las manifestaciones en contra de la violencia que sus representantes habían realizado en la presentación de la marca eran insuficientes, i1nsinceras, calculadas e instrumentales, destinadas sólo a conseguir el regreso a las instituciones. En realidad, Sortu sólo se comprometía a rechazar la violencia futura y sus impulsores defendían la estrategia de la izquierda abertzale como la que les había permitido estar donde estaban. Así que el Supremo dejó sin efectos la inscripción de esta formación en el registro del Ministerio del Interior.
Sin embargo, el 20 de junio de 2012, ocho meses después del anuncio del cese definitivo de los atentados, no pareció que hicieran falta ya mayores requerimientos y el Tribunal Constitucional revocó la decisión del Supremo
Otegi no podrá ser candidato hasta 2.021
La Audiencia Nacional acaba de echarle las últimas cuentas al preso «Arnaldo Otegi Mondragón, mayor de edad, nacido el día 6-7-1958 en Eibar (Guipúzcoa), hijo de Ascensio y de María Dolores». El líder de Batasuna siempre ha sonado como candidato a lehendakari de la izquierda abertzale, pero según los cálculos de la Sección Cuarta de lo Penal no podrá serlo ni ser designado para ningún empleo o cargo público hasta el domingo 28 de febrero de 2021.
Ésa es la consecuencia de las dos condenas firmes de «inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de sufragio pasivo y para empleo o cargo público» que aún tiene que cumplir. De hecho, todavía está cumpliendo la primera que le cayó en 2007 por enaltecer al jefe etarra Argala. Los 15 meses de cárcel los extinguió hace tiempo, pero hasta el 4 de septiembre del año que viene no terminará de cumplir la otra parte de la condena, los siete años y tres meses sin poder ocupar un puesto público. Sólo entonces empezará a descontar la inhabilitación incluida en la sentencia que le tiene hoy entre rejas, la del intento de refundar Batasuna a través de Bateragune.
Le cayeron seis años y medio de cárcel y otros tantos de inhabilitación. La pena de prisión ya había comenzado a cumplirla desde su arresto en 2009 -estuvo preso preventivo-, pero aún no ha empezado con la pena de inhabilitación especial.
Así que, si quiere volver al Parlamento vasco tendrá que dejar pasar esta legislatura que acaba de comenzar, la siguiente y la otra -que si se cumplen los periodos de cuatro años empezará en 2020-. Sí podrá presentarse a la eventual convocatoria de 2024. Para entonces llevará años en libertad. Antes de hacer los cálculos de la inhabilitación, la Audiencia hizo los del tiempo en prisión: Otegi seguirá entre rejas hasta el viernes 8 de abril de 2016.
Todas las cuentas, por supuesto, son válidas salvo que el Gobierno de turno se anime a indultarle
J. M. ALONSO SAN SEBASTIÁN
04/02/2013 ESPAÑA
Ésa es la consecuencia de las dos condenas firmes de «inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de sufragio pasivo y para empleo o cargo público» que aún tiene que cumplir. De hecho, todavía está cumpliendo la primera que le cayó en 2007 por enaltecer al jefe etarra Argala. Los 15 meses de cárcel los extinguió hace tiempo, pero hasta el 4 de septiembre del año que viene no terminará de cumplir la otra parte de la condena, los siete años y tres meses sin poder ocupar un puesto público. Sólo entonces empezará a descontar la inhabilitación incluida en la sentencia que le tiene hoy entre rejas, la del intento de refundar Batasuna a través de Bateragune.
Le cayeron seis años y medio de cárcel y otros tantos de inhabilitación. La pena de prisión ya había comenzado a cumplirla desde su arresto en 2009 -estuvo preso preventivo-, pero aún no ha empezado con la pena de inhabilitación especial.
Así que, si quiere volver al Parlamento vasco tendrá que dejar pasar esta legislatura que acaba de comenzar, la siguiente y la otra -que si se cumplen los periodos de cuatro años empezará en 2020-. Sí podrá presentarse a la eventual convocatoria de 2024. Para entonces llevará años en libertad. Antes de hacer los cálculos de la inhabilitación, la Audiencia hizo los del tiempo en prisión: Otegi seguirá entre rejas hasta el viernes 8 de abril de 2016.
Todas las cuentas, por supuesto, son válidas salvo que el Gobierno de turno se anime a indultarle
«Bildu es el mal que encarna a ETA», dice José María Múgica
Fue una ceremonia para recordar al abogado y dirigente socialista Fernando Múgica con motivo del 17º aniversario de su asesinato; pero, sobre todo, el homenaje se configuró como «un acto de historia» para reivindicar el relato escrito con sangre por todas las víctimas de ETA y que pretende ser «confundido» con otras narraciones «extravagantes, equidistantes e incomprensibles».José María Múgica, hijo de la víctima y testigo del asesinato, tomó la palabra en el homenaje que la familia del PSE rindió a Fernando Múgica con una ofrenda de flores en el cementerio de Polloe de San Sebastián. Advirtió de que el proyecto totalitario de ETA «no ha cesado sobre la derrota de la acción criminal», sino que «es un proyecto que hoy está funcionado en el País Vasco» a través de un partido que «se llaman Bildu».
Todavía hoy, dijo, existe una fuerza política que «expresa el mal que encarna el proyecto totalitario que durante tantas décadas practicó el crimen». «Si acordamos, negociamos y concedemos a esa fuerza que se llama Bildu, estaremos perdiendo todo», dijo en un sencillo homenaje que congregó a numerosos dirigentes socialistas.
Pues claro, y todo esto lo sabe el desgobierno que tenemos, este y el de antes.
ResponderEliminarParece que les deben algo a los asesinos y sus correlegionarios, para que se comporten tan vilmente los desgobiernos, y esta gentuza campen a sus anchas.
Espero que sus conciencias les pasen factura, y si no la justicia divina, que esa si que cumple de verdad.