viernes, 18 de enero de 2013

Zougam revela ante la juez que le ofrecieron 'beneficios si se confesaba' autor del 11-M


  • JOAQUÍN MANSO MADRID
  • 18/01/2013 PORTADA/El Mundo

  • El marroquí Jamal Zougam reveló ayer ante la juez que investiga el posible falso testimonio que determinó su condena que funcionarios de Instituciones Penitenciarias -«en concreto, educadores»- le ofrecieron que, si se «confesaba culpable» del 11-M, se iba a «beneficiar». «No voy a cambiar mi versión por nada», afirmó, después de reiterar el mismo relato con el que sostiene su inocencia desde hace nueve años: a la hora del atentado, dormía en casa. Su madre, su hermano y, singularmente, su hermana lo confirmaron con detalle preciso.


    Si no se produce una todavía improbable revisión de su condena, esa pertinaz autodefensa de Zougam le obligaría a permanecer encerrado hasta 2044 en la misma celda de aislamiento en la que lleva ya nueve años como único autor vivo de la matanza. Otros condenados en el juicio del 11-M -como Suárez Trashorras o Mohamed Bouharrat- se han beneficiado de acercamientos o han accedido a programas de reinserción después de asumir en prisión los hechos por los que fueron condenados. 

    Zougam y su familia protagonizaron ayer la reapertura de facto de la investigación acerca de la participación del marroquí en el 11-M, suceso inédito en un acontecimiento de ese calado. Y así se puso de manifiesto en la batería de preguntas de acusaciones y defensas y, principalmente, de la juez Belén Sánchez, que de manera insistente se interesó por los horarios y actividades del marroquí el día del atentado y en la víspera, así como por las circunstancias de su locutorio en Lavapiés y de las tarjetas de teléfono que ahí se vendían. Así se desprende de las actas de las declaraciones, a las que ha tenido acceso este diario. 

    Zougam volvió a contar cómo en la noche del 10 de marzo se marchó del gimnasio de plaza Elíptica -que tiene un control electrónico de acceso y salida- a las 23.00 horas y que llegó poco más de media hora después a su casa, donde su madre y su hermano seguían despiertos. A esas horas, una banda de fanáticos a la que no se ha encontrado ningún vínculo con Zougam montaba en un chamizo de Morata las bombas que al día siguiente asesinaron a 191 personas.

    Según su relato, la mañana del 11-M se levantó a las 10.00 horas, su madre le preparó el desayuno y vio en la televisión que había habido un atentado. Llamó a su hermano para ver cómo estaba el tráfico y se fue a trabajar al locutorio. Es decir, lo mismo que afirmó en su primera declaración judicial, el 15 de marzo de 2004, ante el juez Juan del Olmo. 

    Su madre, como ya había hecho en el juicio, corroboró la versión. Y su hermano Mohamed Chaoui, que asegura haberle visto en la cama cuando se levantó esa mañana -como ha hecho en todas sus declaraciones judiciales-, también. 

    La novedad que presentaron los abogados Eduardo García Peña y Francisco Andújar fue el testimonio de su hermana pequeña, Samira, que presentó un certificado del banco francés en el que está empleada que acredita que en la mañana del 11-M llegó a su puesto de trabajo a las 9.00 horas. 
    Eso quiere decir que tuvo que salir de su domicilio, como muy tarde, a las 8.30 y, de hecho, en el sumario del 11-M existe un documento aportado por ella el 15 de julio de 2004 en el que afirma que se fue a esa hora dejando a su hermano en casa. En el procedimiento también constan al menos tres peticiones de sucesivos abogados defensores para que Samira fuese citada a declarar, con otras tres negativas del juez Del Olmo, y ella afirmó ayer que acudió personalmente «en 20 ocasiones» para pedir que le tomasen declaración. 

    La hermana pequeña de Zougam hizo una descripción de su casa según la cual es imposible que su hermano entrara o saliera del domicilio sin que todos los demás se enteraran: las habitaciones están comunicadas entre sí y, aunque es un bajo, las ventanas están enrejadas. 

    En ese contexto, explicó que, como todos los días, aquella mañana se levantó poco después de las 7.00 horas y que, como es su costumbre, lo primero que hizo fue cerrar la puerta del cuarto donde duermen Chaoui y Zougam para poder desayunar mientras veía la televisión sin que a ellos les despertase el ruido: «Desde la puerta se ven las dos camas muy juntas, porque la habitación es muy pequeña, se ven el armario empotrado y la ventana. Ese día vi a Jamal en la cama, estoy segura de ello». 
    Esto es: existe un testigo, aunque se trate de la hermana del condenado, que asegura haberle visto en su casa a la hora en la que las dos rumanas dicen identificarle en un tren lleno de gente. Y lo hace además con detalle. Todos los demás testimonios del día corroboraron sin contradicciones los datos que ofreció Samira sobre sus horarios, costumbres y la distribución de la casa, de tal forma que, para que Jamal Zougam fuese culpable, toda su familia, perfectamente integrada en la sociedad española, tendría que llevar nueve años mintiendo para dar la cara por él. 

    Lo que cuenta la hermana pequeña viene al caso de este procedimiento: su credibilidad competirá ahora con la de las dos mujeres imputadas y, mucho más difícil, con la fuerza de la cosa juzgada que sitúa a Zougam sin ninguna duda en los trenes. Por eso habría venido mucho más al caso en el juicio por la matanza. El problema es explicar por qué no compareció allí. Samira fue clara: afirmó que su familia reclamó al abogado que representó a Zougam en la vista oral que pidiese su declaración, como habían hecho los anteriores en tres ocasiones durante la instrucción. «Pero no nos hizo caso». 
    > Vea hoy en Orbyt el análisis de Joaquín Manso.

  • J. M. MADRID
  • 18/01/2013 ESPAÑA

  • «Haré cualquier cosa para defenderme»

    Jamal Zougam concluyó su declaración de ayer, durante el interrogatorio de los abogados de las dos mujeres imputadas por una posible mentira de gravísimas consecuencias, con una defensa vehemente de su inocencia: «Voy a hacer cualquier cosa para defenderme de esta injusticia, para demostrar que sus clientas han mentido». 
    - «¿Y cómo sabe usted que las testigos que le han acusado mienten»?
    - «Porque a esa hora estaba durmiendo en la cama y soy inocente». 
    Zougam tuvo que contestar cinco veces a la misma pregunta de los letrados designados por la Asociación 11-M Afectados de Terrorismo. Se traba de que respondiese que había leído las investigaciones de EL MUNDO, así que las preguntas fueron aún más directas: 
    - «¿El conocimiento que tiene de estos hechos es sólo por los periódicos y por lo que pone en la querella?».
    O, mucho más claramente: «¿Ha leído EL MUNDO hoy?». El marroquí lo negó. 
    «Aparte de la información de EL MUNDO, han mentido porque llevo nueve años en la cárcel por la cara y estoy enfermo. Llevo nueve años sin ver la luz. Me ha caído una brutal injusticia y sé que es mentira porque soy inocente y nunca estuve en ese lugar», proclamó. 

    Por último, se defendió de que en su coartada sólo aparezcan miembros de su familia: «Tengo a mi familia como testigo porque son los que estaban en casa. Por eso quiero que venga el cónsul»

    1 comentario:

    1. Estos de la casta podrida y los de la kgb, estaban generosos, ofreciendo prebendas, pasta, inmunidad etc..
      La cuestión es que, espero que sus conciencias les pasen factura, y que la justicia divina les juzgue, porque la terrenal está hecha unos zorros desde entonces.

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