La junta suspende su asamblea ante el repentino aumento de un 50% de afiliados
La asamblea que Covite iba a celebrar ayer para elegir a la nueva junta directiva de la asociación vasca de víctimas del terrorismo fue suspendida, ante la sospecha de que un puñado de las más de 200 personas que se han inscrito en la plataforma en la última semana no sean víctimas.
La guerra abierta entre las dos facciones que abanderan su actual portavoz, Consuelo Ordóñez, y Jorge Mota como cabeza del grupo de los críticos, ha empujado a ambas partes a atraer a una multitud de nuevos socios con derecho a voto, hasta el punto de que la avalancha supone un incremento del 50% de los afiliados antiguos, en torno a 400.
Los dos candidatos explicaron ayer a los socios que acudieron a la reunión convocada en el hotel Aranzazu de San Sebastián que, tras dos años de convivencia prácticamente imposible en la junta directiva, han acordado sentarse y negociar qué requisitos fijar para admitir nuevos miembros. El problema reside en que los estatutos del colectivo son muy abiertos y sólo indican tres condiciones: ser víctima del terrorismo, mayor de edad y contar con el aval de dos miembros de la asociación.
Ambas partes avanzaron ayer a este periódico su voluntad de colaboración para acordar un filtro y verificar caso por caso con el fin de garantizar un proceso riguroso. Una de las claves será el grado de parentesco mínimo que debería unir al solicitante con una víctima de ETA. La ley en vigor reconoce como víctima del terrorismo a los padres, hijos, viudos, hermanos, abuelos y nietos de los afectados. También a las víctimas ilesas y a los amenazados que acrediten coacciones directas y reiteradas.
Una vez que Ordóñez y Mota acuerden esos criterios, su intención es convocar otra vez la asamblea general que elegirá a quienes pilotarán Covite en una etapa en la que, si todo sigue como hasta ahora, ETA no provocará nuevas víctimas, aunque sigue sin disolverse.
La suspensión de la cita -a la que se opuso en un principio el grupo de Mota, según afirmó él mismo- se produce en un momento de durísima lucha interna repleta de acusaciones mutuas de despilfarro y prácticas irregulares. Pero ese enfrentamiento personal, con los trapos sucios habituales, esconde un choque entre sensibilidades distintas.
Ambos comparten en buena medida las batallas que deben librar en favor de sus representados. Sobre todo en lo que se refiere a los 326 asesinatos de ETA sin resolver (el 40%). Sin embargo, existen diferencias políticas. Consuelo Ordóñez, muy alejada ya del PP vasco, no oculta la impronta de UPyD en su plancha. La propia Ordóñez respaldó al partido en las elecciones vascas de octubre, asegurando que «las víctimas» querían que Gorka Maneiro estuviera presente en el Parlamento. Le acompañan Rubén Múgica (UPyD) y personas también muy críticas con PSE y PP, como Maite Pagazaurtundua -ex presidenta de la Fundación de Víctimas, relevada en otoño por el PP en favor de Mari Mar Blanco- y el escritor Mikel Azurmendi.
La portavoz insiste en que no es tiempo de conformismos y palabras templadas, y pretende seguir criticando sin ambages las «cesiones» o al menos el pragmatismo con el que el PP está gestionando el fin de ETA, empezando por la vía Nanclares. Defiende que Covite debe ser proactiva y no limitarse a dar su opinión sobre las actuaciones del Gobierno.
La candidatura alternativa le vendría mejor al Gobierno de Mariano Rajoy en la tan sensible plaza vasca. Jorge Mota cuenta con el apoyo de la ex edil popular Pilar Elías y apuesta por que Covite trabaje codo con codo con la AVT y con la Fundación.
Menos feroces en sus críticas, menos mediáticos también, se muestran molestos por la decisión de la portavoz de alinearse con UPyD y abogan por su «autonomía» respecto a «cualquier partido político». Indican que ellos siempre han vivido en Euskadi, a diferencia de la otra plancha, y lamentan que Covite se ha olvidado de atender a las víctimas por impulsar costosos proyectos de investigación.
SANTIAGO GONZÁLEZ
28/01/2013
ESPAÑA
La asamblea que Covite iba a celebrar ayer para elegir a la nueva junta directiva de la asociación vasca de víctimas del terrorismo fue suspendida, ante la sospecha de que un puñado de las más de 200 personas que se han inscrito en la plataforma en la última semana no sean víctimas.
La guerra abierta entre las dos facciones que abanderan su actual portavoz, Consuelo Ordóñez, y Jorge Mota como cabeza del grupo de los críticos, ha empujado a ambas partes a atraer a una multitud de nuevos socios con derecho a voto, hasta el punto de que la avalancha supone un incremento del 50% de los afiliados antiguos, en torno a 400.
Los dos candidatos explicaron ayer a los socios que acudieron a la reunión convocada en el hotel Aranzazu de San Sebastián que, tras dos años de convivencia prácticamente imposible en la junta directiva, han acordado sentarse y negociar qué requisitos fijar para admitir nuevos miembros. El problema reside en que los estatutos del colectivo son muy abiertos y sólo indican tres condiciones: ser víctima del terrorismo, mayor de edad y contar con el aval de dos miembros de la asociación.
Ambas partes avanzaron ayer a este periódico su voluntad de colaboración para acordar un filtro y verificar caso por caso con el fin de garantizar un proceso riguroso. Una de las claves será el grado de parentesco mínimo que debería unir al solicitante con una víctima de ETA. La ley en vigor reconoce como víctima del terrorismo a los padres, hijos, viudos, hermanos, abuelos y nietos de los afectados. También a las víctimas ilesas y a los amenazados que acrediten coacciones directas y reiteradas.
Una vez que Ordóñez y Mota acuerden esos criterios, su intención es convocar otra vez la asamblea general que elegirá a quienes pilotarán Covite en una etapa en la que, si todo sigue como hasta ahora, ETA no provocará nuevas víctimas, aunque sigue sin disolverse.
La suspensión de la cita -a la que se opuso en un principio el grupo de Mota, según afirmó él mismo- se produce en un momento de durísima lucha interna repleta de acusaciones mutuas de despilfarro y prácticas irregulares. Pero ese enfrentamiento personal, con los trapos sucios habituales, esconde un choque entre sensibilidades distintas.
Ambos comparten en buena medida las batallas que deben librar en favor de sus representados. Sobre todo en lo que se refiere a los 326 asesinatos de ETA sin resolver (el 40%). Sin embargo, existen diferencias políticas. Consuelo Ordóñez, muy alejada ya del PP vasco, no oculta la impronta de UPyD en su plancha. La propia Ordóñez respaldó al partido en las elecciones vascas de octubre, asegurando que «las víctimas» querían que Gorka Maneiro estuviera presente en el Parlamento. Le acompañan Rubén Múgica (UPyD) y personas también muy críticas con PSE y PP, como Maite Pagazaurtundua -ex presidenta de la Fundación de Víctimas, relevada en otoño por el PP en favor de Mari Mar Blanco- y el escritor Mikel Azurmendi.
La portavoz insiste en que no es tiempo de conformismos y palabras templadas, y pretende seguir criticando sin ambages las «cesiones» o al menos el pragmatismo con el que el PP está gestionando el fin de ETA, empezando por la vía Nanclares. Defiende que Covite debe ser proactiva y no limitarse a dar su opinión sobre las actuaciones del Gobierno.
La candidatura alternativa le vendría mejor al Gobierno de Mariano Rajoy en la tan sensible plaza vasca. Jorge Mota cuenta con el apoyo de la ex edil popular Pilar Elías y apuesta por que Covite trabaje codo con codo con la AVT y con la Fundación.
Menos feroces en sus críticas, menos mediáticos también, se muestran molestos por la decisión de la portavoz de alinearse con UPyD y abogan por su «autonomía» respecto a «cualquier partido político». Indican que ellos siempre han vivido en Euskadi, a diferencia de la otra plancha, y lamentan que Covite se ha olvidado de atender a las víctimas por impulsar costosos proyectos de investigación.
Vae 'victims'!
La asamblea de Covite prevista para ayer fue aplazada para evitar males mayores. Durante los últimos días, el número de socios del colectivo, que estaba en torno a los 400, había aumentado en más del 50%. La mayor parte parecen haber sido afiliados por el sector que apoya la candidatura que encabeza Jorge Mota. El sector mayoritario no necesitaba hinchar el censo, para eso tiene la mayoría.
En algunos casos, el parentesco de las nuevas víctimas hace discutible su condición de tales: hay hermanos de los cuñados y cónyuges de los hermanos de los cuñados. Sin embargo, los estatutos de Covite no especifican el grado de parentesco requerido para adquirir la condición de socio, ni una antigüedad mínima para intervenir en las asambleas, de manera que las objeciones sólo podrían ser morales, no legales.
La presidenta de la FVT, que hace tres meses relevó en el cargo a Maite Pagaza, no acudió. El acto del hotel María Cristina por Gregorio Ordóñez estuvo concurrido y fue cálido, pero tampoco asistió ninguno de los candidatos de la lista alternativa para la dirección de Covite. «Es extraordinario, muchachos», decía el capitán del barco pirata en su enésimo naufragio después de haber sido abordados por Astérix y Obélix. «Ya no necesitamos a los galos para hacer el ridículo». Si las víctimas no se reconocen entre sí, tampoco habría razones para esperar que asistiera ningún dirigente del PSE.
Tampoco estuvieron los presidentes ni los secretarios generales del PP en ninguno de los tres territorios. En el romancero de ausencias la que más destaca es la del presidente del PP en Guipúzcoa. Después de todo eran actos por quien tuvo su mismo cargo en el 18º aniversario de su asesinato. Se puede comprender. Tal vez temía encontrarse algún reproche y es lógico que la idea le produjera incomodidad, pero esas son las servidumbres del cargo; a veces hay que morder la bala. El 5 de abril de 2008, durante la inauguración de una placa en honor de Ordóñez en el Parlamento vasco, Ana Iríbar dirigió una crítica diamantina, por lo dura y transparente, al entonces lehendakariIbarretxe. Cuando Iríbar terminó su catilinaria, la presidenta de la cámara, Izaskun Bilbao, fue a su encuentro y se fundió con ella en un abrazo. No necesitamos conocer sus sentimientos; aquella mujer estuvo a la altura de su responsabilidad. En cualquier caso, creo que Borja Sémper habría debido preferir 1.000 veces un reproche de Ana Iríbar que el piropo que ayer le dirigía la portavoz de EH Bildu, Laura Mintegi: «Debería haber más como ellos (Sémper y Maroto)».
«Vae victis!» (¡Ay de los vencidos!), respondió el jefe galo Breno cuando los romanos le acusaron de emplear una balanza trucada para pesar las 1.000 libras de oro que había exigido por la libertad de Roma después de haberla conquistado. Vae 'victims'! pueden escuchar las víctimas del terrorismo como réplica a sus quejas. Lo novedoso es que la balanza trucada la estén empleando los cómplices de los terroristas después de haber sido derrotados.
En algunos casos, el parentesco de las nuevas víctimas hace discutible su condición de tales: hay hermanos de los cuñados y cónyuges de los hermanos de los cuñados. Sin embargo, los estatutos de Covite no especifican el grado de parentesco requerido para adquirir la condición de socio, ni una antigüedad mínima para intervenir en las asambleas, de manera que las objeciones sólo podrían ser morales, no legales.
La presidenta de la FVT, que hace tres meses relevó en el cargo a Maite Pagaza, no acudió. El acto del hotel María Cristina por Gregorio Ordóñez estuvo concurrido y fue cálido, pero tampoco asistió ninguno de los candidatos de la lista alternativa para la dirección de Covite. «Es extraordinario, muchachos», decía el capitán del barco pirata en su enésimo naufragio después de haber sido abordados por Astérix y Obélix. «Ya no necesitamos a los galos para hacer el ridículo». Si las víctimas no se reconocen entre sí, tampoco habría razones para esperar que asistiera ningún dirigente del PSE.
Tampoco estuvieron los presidentes ni los secretarios generales del PP en ninguno de los tres territorios. En el romancero de ausencias la que más destaca es la del presidente del PP en Guipúzcoa. Después de todo eran actos por quien tuvo su mismo cargo en el 18º aniversario de su asesinato. Se puede comprender. Tal vez temía encontrarse algún reproche y es lógico que la idea le produjera incomodidad, pero esas son las servidumbres del cargo; a veces hay que morder la bala. El 5 de abril de 2008, durante la inauguración de una placa en honor de Ordóñez en el Parlamento vasco, Ana Iríbar dirigió una crítica diamantina, por lo dura y transparente, al entonces lehendakariIbarretxe. Cuando Iríbar terminó su catilinaria, la presidenta de la cámara, Izaskun Bilbao, fue a su encuentro y se fundió con ella en un abrazo. No necesitamos conocer sus sentimientos; aquella mujer estuvo a la altura de su responsabilidad. En cualquier caso, creo que Borja Sémper habría debido preferir 1.000 veces un reproche de Ana Iríbar que el piropo que ayer le dirigía la portavoz de EH Bildu, Laura Mintegi: «Debería haber más como ellos (Sémper y Maroto)».
«Vae victis!» (¡Ay de los vencidos!), respondió el jefe galo Breno cuando los romanos le acusaron de emplear una balanza trucada para pesar las 1.000 libras de oro que había exigido por la libertad de Roma después de haberla conquistado. Vae 'victims'! pueden escuchar las víctimas del terrorismo como réplica a sus quejas. Lo novedoso es que la balanza trucada la estén empleando los cómplices de los terroristas después de haber sido derrotados.
Estamos con lo de siempre, el control del descontrol.
ResponderEliminarSon muchos que opinan que las asociaciones de víctimas del terrorismo, están siendo manejadas por entes políticos, y si son del gobierno mejor.
En el caso que nos ocupa, parece ser que quieren llevarla a las fauces del pp, cuando ellos mismos saben, que este pp ya no es lo que era, y se les exige que les den caña a los asesinos.
Por eso, las candidaturas están tan reacias entre sí, y quieren "colocar" a los suyos en la presidencia. Espero que se haga con raciocinio, y pensando en las víctimas, y no en los de la casta.