ETA intenta reorganizar a sus 50 pistoleros a pesar del 'cese definitivo'
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- El 'aparato político' sigue al frente de la banda asesina
- 29 MAY 2012
| ALBERTO LARDIÉS./La gaceta
- Interior dice que Gurruchaga dirigía
los comandos hace dos años. Su ‘número dos’ colaboró con Txeroki.
Fernández Díaz repite que el Gobierno “nunca negociar El pasado 20 de octubre decretó su presunto “cese definitivo”. Pero ETA continúa viva y trata de reorganizarse
porque, como siempre, trabaja con todas las hipótesis. Así lo aseguran
las fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por LA GACETA. Los
menos de 50 etarras que aún viven escondidos en Francia mantienen y rehacen sus infraestructuras y su logística por órdenes de sus jefes.
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Aunque las fuentes mencionadas no creen que la banda criminal vaya a
romper su alto el fuego, insisten en los trabajos de reconstrucción de
los terroristas. Hoy, el liderazgo de ETA está en el triunvirato que conforman Iratxe Sorzábal, Izaskun Lesaka y David Plá,
quienes se mueven en las cercanías de París. Allí, por ejemplo, se
reunieron con emisarios de los verificadores de la tregua afines a
Batasuna y liderados por el abogado sudafricano Brian Currin. Según
estos mediadores, la banda terrorista tiene voluntad de negociar y
ciertas prisas, como ha expresado en sus comunicados recientes. Pero de
entregar las armas y disolverse, como pide el Gobierno, nada de nada,
siempre según las citadas fuentes.
La prueba de que ETA juega con todas las cartas por si acaso toca volver a la senda del crimen es
el arresto anteayer en el Sur de Francia de Oroitz Gurruchaga, al que
Interior atribuye la condición de jefe militar de la banda, y su número
dos, Javier Aramburu, que en el pasado colaboró con el famoso jefe
etarra Garikoitz Aspiazu Rubina, alias Txeroki.
Gurruchaga, cuyo hermano, Egoitz, falleció en septiembre de 2002 al
estallarle un artefacto que manipulaba en Bilbao, fue miembro de Segi
(organización juvenil de ETA) e integrante de un grupo de violencia
callejera en la zona de Rentería (Guipúzcoa). En abril de 2000 fue
detenido por la Policía y entró en prisión. Tras su puesta en libertad y
a la espera de juicio, asumió la responsabilidad de un grupo que
desarrolló numerosas acciones de sabotaje y violencia callejera hasta
abril de 2008, fecha en la que, para eludir una nueva detención, pasó a
la clandestinidad. Tiene tres causas pendientes en la Audiencia Nacional
aunque, eso sí, ninguna por delitos de sangre.
Contra Aramburu, su ayudante en el reclutamiento de etarras al que
ahora se dedicaban, pesaban hasta cinco órdenes de busca y captura. Este
individuo, conocido por haber triunfado en campeonatos nacionales de
natación, ya trabajó a órdenes de Txeroki en un grupo terrorista que
perpetró diversos atentados entre 2005 y 2008.
Curiosamente y contra lo que es habitual en estos casos, no hay
quórum entre las fuentes de la lucha antiterrorista acerca de la
importancia de estas detenciones. Interior aseguró ayer en una nota que Gurruchaga “se hizo cargo del aparato militar de ETA a mediados de 2010 a
raíz de los sucesivos arrestos de los anteriores responsables de este
aparato”. Pero otras fuentes de la lucha antiterrorista creen que este
sujeto no había aglutinado tanto poder en el seno de la banda criminal y
le sitúan más como captador de terroristas que como dirigente de los
mismos. En todo caso, los agentes del orden galos y españoles buscan
ahora los pisos que utilizasen ambos individuos, donde, sin duda,
almacenarán información decisiva.
Durante su visita a Marruecos para inaugurar una comisaría en
Tánger, el ministro Jorge Fernández Díaz afirmó que el Gobierno español
“ni ha negociado ni negociará con ETA” y remarcó que lo único que espera
de la banda es “su disolución”.
Bueno, pues dos menos, y a esperar haber si caen los demás. Ahora están liados con las elecciones del año que viene, que es lo que más les interesa.
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