B. P. RAMÍREZ MADRID 30/03/2012 PORTADA/El Mundo
El dato del consumo eléctrico indica que, salvo en la industria, el seguimiento fue menor que en la huelga contra Zapatero
El Gobierno dice que sólo paró un 16% de los funcionarios, la CEOE cifra en un 15% a los huelguistas y CCOO y UGT hablan de un 77%
Los sindicatos dan un ultimátum al Ejecutivo para que rectifique antes del 1 de mayo tras la nutrida asistencia a las manifestaciones
La huelga general con que se ha estrenado el Gobierno de Mariano Rajoy casi repitió el esquema de la que UGT y CCOO convocaron el 29 de septiembre de 2010 contra el anterior Ejecutivo: paralizó la industria y la construcción, pero se sintió bastante menos en el comercio y los servicios. Y eso que en esta ocasión el seguimiento tuvo mayor efecto en Galicia, el País Vasco y Navarra, donde, esta vez sí, los sindicatos nacionalistas se sumaron a la convocatoria de paro. La propia CEOE reconoció ayer que la huelga tuvo más incidencia en el norte de España, que reúne a las comunidades autónomas más industrializadas.
En las zonas comerciales de las grandes ciudades, por el contrario, el considerable despliegue policial -que los sindicatos atribuyeron a la «paranoia» del Gobierno- apoyó la apertura de muchas tiendas y también de las grandes superficies comerciales.
Patronal, sindicatos y Gobierno sólo coincidieron ayer en destacar la «normalidad y tranquilidad» de la jornada, en calificar los incidentes de «excepcionales» y en felicitarse por el cumplimiento «escrupuloso» de los servicios mínimos. Pero, a falta de cifras oficiales de seguimiento, que el Ejecutivo no facilitó, la polémica alcanzó al consumo eléctrico, un indicador de la actividad económica. UGT y CCOO destacaron que, a las ocho y media de la mañana, había caído un 25% respecto al jueves pasado; a mediodía, la bajada era del 21%. El Gobierno prefirió la cifra de la tarde, cuando el consumo de luz había descendido un 16,3%. A esa misma hora, el 29 de septiembre de 2010 la caída era del 16,9%. El 20 de junio de 2002, fecha de la huelga contra el Gobierno de Aznar por el decretazo, el consumo de electricidad se redujo un 20,8%. Ayer, la media del día fue del 14,7%.
UGT y CCOO sí proporcionaron datos concretos sobre el seguimiento de la huelga general, una media del 77% -con un máximo del 97% en la industria y un mínimo del 57% en las administraciones públicas-. Por lo que no dudaron en calificar la convocatoria de «éxito democrático y social indiscutible». La directora general de Política Interior, Cristina Díaz, sin embargo, minimizó el 29-M atribuyéndole un «impacto claramente inferior» al del 29-S. Sólo hizo públicas las cifras de incidencia en la Administración General del Estado, un 16,71%; en las administraciones autonómicas, un 19,42%, y en los ayuntamientos, un 15,24%.
Así que sobre bases tan dispares, unos y otros construyeron ayer dos discursos tan opuestos como la víspera. Los secretarios generales de UGT, Cándido Méndez, y de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, pidieron al Gobierno que antes del Primero de Mayo dé «una señal inequívoca de que ha entendido el mensaje» transmitido por la protesta masiva de los españoles contra la reforma laboral, y se siente a negociar cambios «sustanciales» en la norma. Minutos después, la ministra de Empleo, Fátima Báñez, se reafirmó en que no va a modificar «las partes troncales» del proyecto de ley que ahora se tramita en el Congreso.
«Que aproveche la mano tendida de los sindicatos para reconducir el conflicto», invitó Fernández Toxo al Gobierno tras asegurar que su objetivo es «convertir la huelga general en un impulso». De momento, los sindicatos van a acudir al Defensor del Pueblo para tramitar un recurso de inconstitucionalidad contra la reforma laboral -no pueden hacerlo directamente-, presentarán una queja ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y pedirán al presidente del Congreso, Jesús Posada, que agilice la tramitación de la Iniciativa Legislativa Popular que avala un millón de firmas.
Pero si el Ejecutivo «no entra en razón democrática» y persiste en no negociar cambios en la reforma, adelantaron, «el conflicto social será creciente». «No pararemos hasta que se cambie la reforma laboral», avisó el líder de CCOO, quien tampoco descartó de plano la convocatoria de otra huelga general.
Cándido Méndez resumió entonces la «encrucijada» ante la que, dijo, se halla el Ejecutivo: «Puede cambiar la reforma laboral ahora, durante su tramitación parlamentaria y negociando con los sindicatos, o puede hacerlo más adelante, de forma vergonzante, empujado por el aumento de la destrucción de empleo que va a causar y que ya se está notando».
También reclamó al Gobierno del PP que incluya un paquete de correcciones en los Presupuestos Generales del Estado, que hoy aprueba el Consejo de Ministros. «Son injustos, ineficaces contra la crisis y se convertirán en el ariete de la destrucción de empleo, la recesión y el debilitamiento de los servicios públicos».
Además, mientras Méndez le vaticinaba a Rajoy que no podrá cumplir el objetivo de déficit impuesto por la UE, Fernández Toxo le advirtió de que no cabe «la excusa de Bruselas» para no «cambiar de rumbo». «Existen márgenes de maniobra», le animó. Según el responsable de CCOO, el propio presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, le reconoció que «la UE no ha dictado la reforma laboral a Rajoy y que no es la UE quien impone una determinada actuación en materia de impuestos o medidas de ajuste».
Ninguno de estos argumentos hizo mella en el ánimo de Fátima Báñez, quien no dudó en calificar de «imparable» la «agenda reformista» del Ejecutivo. En cualquier caso, ofreció «diálogo permanente y hasta la extenuación» a los sindicatos, un diálogo que, hasta ahora al menos, UGT y CCOO consideran que ha sido burlado. La ministra reiteró que la Ley de Huelga no es una prioridad para el Gobierno.
El presidente de la CEOE, Juan Rosell, no se refirió ayer a ella, pero sí se quejó de que los servicios mínimos en algunos sectores habían resultado «insuficientes», por lo que pidió que se replanteen en próximas huelgas. Rosell se limitó a desear que el 29-M pasara «cuanto antes». Según la patronal, la repercusión de los paros no superó el 15%. Sus hermanos de Confebask, que cifraron en un 60% el seguimiento de la huelga general en el País Vasco, reconocieron ayer que la convocatoria tuvo un «reflejo significativo» especialmente en las grandes empresas. También quedaron cerrados los puertos de Pasajes y Bilbao. Otro tanto ocurrió en Navarra, donde paró la factoría de Volkswagen, pero también las de Fagor y Aceralia. En Galicia, no hubo actividad en Citroën-Vigo, como tampoco en los astilleros ferrolanos, ni en el centro logístico de Inditex en Arteixo ( La Coruña).
Por lo que se refiere a los transportes, hubo colas de pasajeros en el aeropuerto de Barajas a primera hora de la mañana, pero sólo se registró un incidente con la compañía Ryanair. Según explicó CCOO, la low cost consiguió operar dos vuelos no incluidos en los servicios mínimos a pesar de que no tenía acceso a los indispensables servicios de tierra. Además, el paso fronterizo de La Jonquera (Gerona) permaneció bloqueado durante dos horas, aunque la normalidad fue la tónica en el transporte por carretera.
En las televisiones públicas se cumplieron los servicios mínimos. Pero Telemadrid se quedó sin emisión, y tuvieron que alterar sus programaciones Canal Sur, Canal 9, TVE, TV-3 y ETB.
Fue también en la industria, y en los mercados centrales de las capitales, donde se hicieron más visibles los piquetes. Según el recuento hecho por el Ministerio del Interior, fueron detenidas 176 personas, mientras que hubo 70 policías y 46 civiles heridos. Una de ellas, una sindicalista que fue acuchillada por el dueño de un hotel en Torrelavega (Santander). En Madrid se estrenó un piquete ciclista, que cortó la M-30 por la mañana y cuyos integrantes van a ser denunciados por la Policía Municipal por conducta temeraria.
>Vea hoy el videoanálisis de Casimiro García-Abadillo, Marisa Cruz, David Gistau y Pablo R. Suanzes.
X. SICCARDI G. GONZÁLEZ BARCELONA 30/03/2012 PORTADABarcelona: saqueos, incendios y agresiones
El conseller de Interior, Felip Puig, lo anunció en su primera comparecencia pública a primera hora de la mañana: «Grupos violentos» tenían previsto utilizar la huelga general como «campo de entrenamiento» para la huelga mundial prevista para el 15 de mayo. Además, Puig alertaba de una situación novedosa. Estos grupos de «neoanarquistas y revolucionarios» empezaban a actuar «más temprano» de lo habitual, desde las cuatro de la madrugada, y además, estaban «más preparados» que en otras ocasiones.
Lo que no podía prever el conseller es que la violencia en la ciudad fuese escalonada a lo largo del día y culminase con una auténtica batalla campal, la segunda en un mes, en el centro de Barcelona que incluso obligó a los Mossos d'Esquadra a utilizar botes de humo y máscaras antigás, una situación «muy poco habitual», según fuentes policiales.
Los primeros incidentes se registraron cuando algunos piquetes quemaron neumáticos y pusieron vallas para evitar la salida de los camiones de Mercabarna. También se empezaron a cortar los accesos a la ciudad, por lo que hubo retenciones para los que querían trabajar. Varios piquetes empezaron a recorrer la ciudad invitando a aquellos comercios abiertos a sumarse a la huelga, informan Javier Oms y Maite Coca.
El principal foco conflictivo por la mañana empezó a las puertas de El Corte Inglés, muy custodiado por los policías mientras un centenar de personas, casi todas muy jóvenes y con emblemas antisistema, se concentraba fuera gritando contra los que entraban a comprar. Hacia el mediodía el grupo se sumó a un piquete de la CGT y subió por Paseo de Gracia provocando incidentes en la Bolsa de Barcelona. Lanzaron objetos, como piedras o huevos, contra la fachada y quemaron basura en la puerta, que fue apagada por los agentes que estaban dentro.
Fue el inicio de numerosos incendios de contenedores en las siguientes horas por diversos puntos de la ciudad. El Ayuntamiento calculó que se habían quemado unos 225 durante toda la jornada y los Mossos debían hacer cargas para permitir el acceso de los bomberos a apagarlos. También hubo actos vandálicos en varios comercios, agresiones a empleados y rotura de cristales.
Aunque hubo una pequeña tregua a primera hora de la tarde, centenares de violentos aprovecharon la manifestación de la CGT por la calle Pau Claris, paralela a Paseo de Gracia, que concentraba la protesta oficial de los sindicatos UGT y CCOO. Casi todos los contenedores de la calle Pau Claris ardieron al paso de esta protesta de los antisistema, que rompieron numerosos escaparates.
Tras finalizar la manifestación de la CGT, empezaron los incidentes graves. Centenares de radicales se enfrentaron con los Mossos lanzando numerosos objetos, como piedras o macetas grandes que sacaban de las terrazas de los bares, además de seguir con la quema de contenedores. Los agentes apenas podían contener a los antisistema con pelotas de goma, cargas y disparos al aire.
Fue entonces cuando los Mossos establecieron un perímetro separando a los radicales que estaban en los alrededores de plaza de Cataluña y empezaron a lanzar botes de humo contra numerosas personas del colectivo indignado que cobijaban a los radicales. Mientras, la manifestación principal no pudo bajar hacia la plaza, como era su recorrido inicial y tuvo que desviarse por la Gran Vía. Los botes de humo dispersaron a varios radicales que aún tuvieron tiempo de romper varios escaparates más. Numerosos efectivos de los Mossos estuvieron pacificando la zona hasta entrada la noche, persiguiendo a los alborotadores por varias calles del centro de la ciudad.
Lo ocurrido en Barcelona fue la expresión más violenta de una jornada de huelga en la que, a pesar de que la tónica general fue la ausencia de incidentes, sí se produjeron algunos altercados de consideración.
Uno de los más graves tuvo lugar en Torrelavega (Cantabria), donde un hostelero atacó con un cuchillo a una sindicalista que formaba parte de un piquete que estaba ante su negocio, causándole heridas de consideración en una mano. El hombre fue detenido y puesto a disposición judicial, informa Europa Press.
En Vitoria, un joven de 19 años que estaba cruzando contenedores en la calle terminó en la UCI tras caerse cuando era perseguido por la Ertzaintza, según la versión policial. Poco después, en Bilbao un ertzaina resultaba gravemente herido al ser alcanzado en la cabeza por varios objetos lanzados por manifestantes. Y en Pamplona se produjeron duros enfrentamientos entre policías y huelguistas que dejaron varios heridos.
En total, al cierre de esta edición el balance de los incidentes era de 116 heridos en toda España -70 policías y 46 ciudadanos-, según los datos proporcionados por el Ministerio del Interior. El saldo de detenidos era de 176 personas, la mitad de ellas en Madrid y Barcelona.
MADRID 30/03/2012 ESPAÑAEl 15%, según los empresarios
Las patronales CEOE y Cepyme cifraron ayer el seguimiento de la huelga en el 15% y manifestaron que, en cualquier caso, fue muy «desigual» en función del sector económico.
Según explicaron en un comunicado, la cifra la obtuvieron realizando «consultas individualizadas a los diferentes sectores, territorios y empresas», y la valoración es que fue similar a la de septiembre de 2010.
Cifras aparte, el comunicado fue muy crítico con la huelga. «Con una altísima tasa de paro, una urgente necesidad de recuperar la competitividad perdida y una estrecha vigilancia por parte de los mercados financieros y de las instituciones europeas, esta huelga general es inoportuna», dijeron los empresarios.
Mientras, en el sector público el 16,71% de los empleados de la Administración General del Estado secundó ayer la huelga. Así, según los datos del Gobierno, el seguimiento fue algo superior al 7,52% registrado en el paro de 2010.
La mayor incidencia se produjo en los ministerios de Empleo y Seguridad Social (23,23%), Asuntos Exteriores y Cooperación (22,80%) y Economía y Competitividad (20,94%). Frente a éstos, en los de Justicia (9,90%), Interior (11,20%) y Defensa (12,76%) tuvo menos éxito la convocatoria.
Según la directora de Política Interior, Cristina Díaz, el seguimiento fue del 19,42 % en las administraciones autonómicas y del 15,24 % en las locales.
CCOO y UGT consideran que la participación había sido «muy amplia», en torno al 77%.
B. MONTAÑO MADRID 30/03/2012 ESPAÑAEl consumo eléctrico destapa el 'pinchazo' de la convocatoria
La demanda cayó igual que en 2010 pese a que la industria vasca no cerró entonces
El indicador más objetivo para verificar el seguimiento de una huelga general es el del consumo eléctrico. Y ayer los datos en tiempo real recogidos por Red Eléctrica (REE) mostraron que la caída del consumo durante la jornada fue muy similar a la registrada en la huelga general contra el Gobierno de Zapatero del 29 de septiembre de 2010.
Entonces, REE registró una bajada media en las 24 horas de huelga del 14,03%. Ayer, la caída media del consumo desde las 00 horas hasta las 20.00 horas se situó en el entorno del 14,7%, pero con un hecho diferencial. En 2010, la caída habría sido mucho mayor si la gran industria vasca hubiera parado, pero no fue así porque ni ELA ni LAB, los dos grandes sindicatos vascos, se sumaron a la huelga del resto del país.
Ayer sí que mayoritariamente paró la gran industria vasca, lo que tuvo un fuerte impacto en la caída del consumo, especialmente a primera hora de la jornada laboral. De ahí que entre las 8 y las 9.00 horas, el consumo eléctrico se hundiera más del 24%, por la menor actividad industrial en España. En esa franja horaria, el consumo real de electricidad fue de 23.700 megavatios, frente a los 31.000 estimados por REE.
Esa caída contrasta con la de 2010, del 19,3% en esa franja horaria, debido, en buena parte, a que la gran industria vasca no paró. Ayer, a medida que avanzaba la jornada, la desviación entre el consumo estimado y el real fue mitigándose. A las 12.00 horas, la caída puntual era del 16% y la media bajó al 14,1%, un nivel similar al registrado en 2010. De no haber sido por el impacto del parón en la industria, la caída de la demanda de ayer habría sido inferior a la que se produjo en 2010.
La tendencia se confirmó durante la tarde, con caídas moderadas de entre el 14% y el 16%, dejando la media en torno al 14,7%.
La bajada media del consumo eléctrico registrada ayer contrasta con el 20,8% que cayó en la huelga general de junio de 2002, con la del 27,5% de enero de 1994 y con la del 34% de diciembre de 1988, en la que a la postre sigue siendo la mayor movilización sindical de la Historia de España. Si se compara el consumo de ayer con el del jueves pasado, con actividad normal, la caída se elevó al 20,5%.
Los datos del consumo de electricidad sirvieron de base ayer para que el Gobierno calificara de «muy moderado» el impacto del paro frente al de 2010, según dijo Cristina Díaz, directora general de Política Interior. Díaz aseguró que, a las 18.30 horas, el consumo cayó un 16,61%, frente al 19,6% que se registró a esa misma hora el 29 de septiembre de 2010.
BARCELONA 30/03/2012 ESPAÑABrutal agresión en Sants
Un trabajador de uno de los comercios de la estación de Sants de Barcelona fue víctima ayer de una brutal agresión por un grupo antisistema que actuaba como piquete. Según pudo constatar una cámara de 8TV, el trabajador fue rociado con un extintor y después recibió una patada y un puñetazo por parte de varios encapuchados que lo hicieron caer al suelo. El hombre había recriminado la actitud de los antisistema, que habían destrozado comercios y restaurantes dentro de la estación, además de robar algunos artículos.
Un centenar de personas entró en el vestíbulo de la estación y se dedicó a destrozar escaparates con martillos y mazos, coger artículos de las tiendas antes de que pudiesen cerrar y hacer pintadas en las paredes. En la estación no había ningún efectivo policial, por lo que los guardias de seguridad del recinto tuvieron que echarlos.
Una vez fuera, el grupo se encontró con el trabajador que había recriminado su actitud y fue agredido por varios encapuchados. Los empleados de los comercios de la estación lamentaron los incidentes y explicaron que los antisistema les llamaban «cobardes» por trabajar.
CÉSAR URRUTIA MADRID 30/03/2012 ESPAÑA«Normalidad» en la estación
El cumplimiento de servicios mínimos y la ausencia de incidentes marcaron la jornada
«Normalidad» como nota dominante en un día en el que se celebra una huelga general suena extraño, pero es la palabra que utilizaron tanto UGT y CCOO como la patronal y el propio Gobierno para definir el desarrollo de la jornada de ayer en el ámbito del transporte.
La guerra de cifras entre sindicatos, patronales y Gobierno se daba por descontada. Pero el hecho es que la normalidad -entendida como ausencia de incidentes más allá del lógico descenso de movimiento- fue la noticia en los aeropuertos, estaciones de ferrocarril y carreteras durante la octava huelga general de la democracia. El Ministerio de Fomento indicó al final de la jornada que el cumplimiento de los servicios mínimos en sus áreas de competencia fue prácticamente del 100%, con un seguimiento del 18% en los aeropuertos gestionados por Aena, «muy bajo» en los puertos, del 48% en Renfe y del 35% en el administrador de infraestructuras ferroviarias Adif.
Los sindicatos, por su parte, señalaron que la participación en el sector ascendió al 95% sobre un total de poco más de un millón de trabajadores. El transporte se situó así, junto a la agricultura y la ganadería y por detrás de la industria y la construcción, como el sector con más seguimiento.
El foco de mayor tensión estaba en las ciudades. De madrugada, los piquetes sindicales acudieron a los servicios públicos de transporte de las grandes capitales con el fin de hacer patente su fuerza en una actividad crucial para garantizar el éxito de cualquier huelga, y más si es general. Al llegar, por ejemplo, a las cocheras de autobuses de transporte urbano en Madrid, se encontraron con fuertes dispositivos policiales que incluían agentes a caballo para escoltar la salida de los vehículos. Pese a los ánimos caldeados, no hubo incidentes violentos en una plaza que podía servir de referencia al inicio de la jornada de protesta en otras capitales, donde, con la excepción de conatos al comienzo de los servicios, el día transcurrió sin incidentes.
Otro de los lugares potencialmente calientes eran las estaciones de tren, con las operaciones de trenes de cercanías pactadas en unos servicios mínimos de hasta el 35% en horas punta. Los mínimos para trenes de larga distancia eran del 20%. Pero, de nuevo, la nota dominante fue la práctica ausencia de incidentes. Las imágenes más violentas se registraron en la estación de Sants, en Barcelona, donde encapuchados forzaron el cierre de comercios y agredieron a un trabajador.
A mediodía, el único incidente destacado por los sindicatos fue el de un avión de Ryanair. Para la jornada de huelga había programados 3.404 vuelos, entre llegadas y salidas en los aeropuertos de la red de Aena, de los que 1.675 estaban garantizados al estar incluidos en servicios mínimos.
Con este panorama, los piquetes apuntaron que la aerolínea irlandesa de bajo coste trató de operar vuelos no contemplados en los servicios mínimos pactados una semana antes entre los sindicatos y el ministerio dirigido por Ana Pastor. En opinión de los delegados de UGT y CCOO, el incidente de Ryanair -que se caracteriza precisamente por llevar siempre las normas al límite en ventaja propia- fue un exponente «sobre el grado de irresponsabilidad del Gobierno». Al parecer, la compañía vendió una ocupación suficiente y contrató posteriormente los servicios de asistencia en tierra, algo que permitió Fomento.
El secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, subrayó que si la situación no fue a mayores se debió a la «profesionalidad» del piquete que trató de impedirlo y UGT instó a Aviación Civil a sancionar a Ryanair.
En el resto de los sectores, Fomento destacó la ausencia de conflictividad y unas cifras de seguimiento entre «medias, bajas y nulas», como fue el caso de la carretera.
RAFAEL J. ÁLVAREZ MADRID 30/03/2012 ESPAÑAUna huelga entre la esquizofrenia bipolar de las cifras
Los sindicatos hablan de un apoyo de casi la mitad y los gobiernos de un 10%
«Siguiente, por favor», se oyó a la recepcionista tras el cristal. En la cola de los dolientes del día, Ana María, que llevaba un rato confirmando nerviosa todos sus papeles, levantó la mirada, comprobó que le tocaba a ella y se acercó a la ventanilla. Y entonces, entre el run run de la prueba que iba a pedir y el madrugón que traía encima, Ana María miró a la chica de la bata y se llevó la sorpresa de la huelga.
- Pero doctora, ¿qué hace ahí?
- Pues ya ve, Ana, la huelga.
Médicos a tope, enfermeros a medias, auxiliares en combate, un seguimiento desigual. Un día de huelga en un centro de salud de Madrid. La recepcionista era la médica.
El paro general de ayer no fue tan general en la sanidad española. Ni siquiera para acordar cifras. Cada comunidad autónoma vendió las suyas, pero, a granel, la Administración habla de un seguimiento de entre el 10 y el 15% y los sindicatos convocantes de un 40%. Las otras centrales sindicales, las profesionales, son aún más duras con la huelga: sólo la secundó un 9% de los trabajadores sanitarios.
Por arriba y por abajo de esas medias asoman excepciones llamativas, como el 90% del apoyo a la huelga en Canarias, el 80% en Madrid, el 75% en el País Vasco o el 65% en Andalucía (según CCOO y UGT). Pero también los sindicatos convocantes hablan de un 8% en Castilla y León o un 10% en Murcia. Y, al otro lado, la Administración confiesa con una mano un 26% en Galicia y atiza con la otra un 10% en Madrid.
Las cuentas bipolares del 29-M se resumen en lo que sindicatos convocantes y gobierno autónomo asignaron para una misma comunidad. Por ejemplo, Cataluña. UGT y CCOO afirmaron que el paro fue del 50% y la Conselleria de Salud del 8%.
Frente a la disparidad absoluta de los números según quien los sumara, una mañana de rastreo propio en hospitales, ambulatorios y urgencias ayudaba a revelar una radiografía real. La impresión es que la huelga apenas se notó en los grandes centros sanitarios y que generó más ausencias en los pequeños.
Igual tuvo que ver el desmarque de dos de los grandes sindicatos sectoriales. Ni la Cesm (la central de los médicos), ni el Satse (el sindicato de los enfermeros) secundaron la huelga. «Pregunta en UGT, que es quien la convoca. Aquí no tenemos datos, pero ha venido mucha gente a trabajar», decía a primera hora una enfermera del Doce de Octubre. «Los médicos están trabajando con total normalidad, quizá con menos pacientes. Pero esto parece un día normal», contaba por la tarde el secretario general del sindicato de los médicos.
En el mastodonte sanitario del sur de Madrid el día parecía otro día. Ni rastro de aquellas mesas con megáfonos y pancartas que aliñaban las huelgas de antes. Mucha bata blanca y traje verde por los pasillos. No huele a huelga. «El trabajo es cada vez más precario. No cubren jubilaciones, se multiplican los suplentes, un 20% de la plantilla es eventual, la gente está pendiente de renovar. Y estamos en una crisis brutal, donde se mira lo que se pierde de sueldo si vas a la huelga. Hay miedo, sí», reconoce un miembro de UGT.
A las 8.30 horas, uno de los parkings del hospital está lleno. «Puede ser que muchos de los que siempre vienen en transporte público traen hoy el coche porque saben que hay más sitio en el parking y más problemas para llegar en Metro o autobús», razona otro sindicalista.
A las 11.00 horas, en la consulta de Oncología se habían realizado 60 analíticas. ¿Y eso es mucho o es poco? «A lo largo de una mañana, lo normal es que se haga un mínimo de 100 y un máximo de 200. O sea, que 60 a estas horas es... lo normal», dice uno de los médicos.
En las tripas del hospital, al final de un pasillo de sótano, hay un cartel que pone Lencería. Fantasmalmente blancas, cuelgan miles de batas limpias esperando su dueño del día. Queremos saber quién vestirá hoy a los que vengan y una de las trabajadoras de la ropa nos lo clava: «Aquí somos 12 y han hecho huelga dos. Esta huelga no va a servir para nada. Si los sindicatos se hubieran movido antes...».
Al otro lado de Madrid, Pilar es una enfermera en servicios mínimos. En el ambulatorio de San Blas, la mayoría de la gente la entiende. Pero hay peros. «He tenido un par de problemas. Una mujer me ha gritado que estoy de brazos cruzados y ha llenado el libro de quejas. Pero hoy no estoy aquí para la revisión rutinaria de un niño. Estoy para cosas como ésta». Y mientras lo cuenta, Pilar termina de teclear el informe de la sonda que acaba de colocarle a Ángel, su urgencia de ahora.
FERNANDO LÁZARO MADRID 30/03/2012 ESPAÑAUnos agentes con mucha mano izquierda
Tirando de oficio y con un gran despliegue evitaron incidentes graves en Madrid
Era curioso, muy curioso, ver cómo la Policía llegaba a parar camiones en Mercamadrid para que los piquetes que de verdad querían informar pudieran ejercer su labor. La Policía tiró de oficio y de mucha, mucha mano izquierda para sortear y evitar situaciones delicadas y alteraciones graves de la seguridad pública durante la jornada de huelga general.
Había recibido una orden clara y tajante: pasillo para que los trabajadores pudieran acudir a sus empresas y evitar al máximo sacar las defensas (denominación profesional de la Policía para referirse a las porras). Gráficamente: «Empujones los que haga falta; las defensas, sólo cuando no haya más remedio». Y la técnica funcionó. La primera medida fue aplicar un gran despliegue policial en Madrid. Desde el Ministerio del Interior se sabía que la primera imagen de la huelga general era la capital de España y sus transportes.
Se tomaron los centros neurálgicos. Unidades antidisturbios de Málaga tuvieron que hacer frente al primer escollo. Varios centenares de piquetes se concentraron en Mercamadrid. La Policía abrió un pasillo por el que todo camión que quiso entrar, entró. Los piquetes trataron de convencer sin éxito a los trabajadores que accedían al complejo para que dieran la vuelta. La Policía evitaba que, pese a que las maniobras eran claramente coactivas (insultos, golpes en los coches, pegatinas en parabrisas...), los coches lograran acceder al recinto sin tener que cargar contra los piquetes. La misión de los agentes de Málaga fue un éxito.
Los mandos tiraron de mano izquierda, psicología policial y, en algunos casos, hasta de simpatía. Y es que incluso llegaron a detener a los camiones para que los sindicalistas tuvieran algunos minutos para entablar un diálogo y les intentaran convencer de que dieran la vuelta y no trabajaran. «¿Está usted ya informado? ¿Quiere dar la vuelta? ¿No? Pues adelante», determinaba el mando policial cuando ya entendía que la situación se prolongaba en exceso.
Noche más o menos tranquila. El incidente más grave, cuando un grupo de radicales intentó agredir a un equipo de periodistas que tuvo que ser protegido por la Policía. Los agentes también retiraron a algunos concentrados palos de considerable tamaño que exhibieron «con muy malas intenciones».
El siguiente punto caliente, las cocheras desde donde partían los autobuses. El principal objetivo de los sindicatos, huelga tras huelga, ha sido siempre tratar de evitar que arranque el transporte público. Por este motivo, allí se trasladaron hasta agentes a caballo. Y la Policía tampoco tuvo que cargar allí. Apenas unos leves empujones cuando un grupo de radicales, con pocas ganas de informar, trató de frenar la salida del primer autobús de las cocheras de Fuencarral. Su aprecio por los medios de comunicación también era escaso. Acto seguido, el siguiente autobús ya salió escoltado por agentes a caballo y ya no hizo falta más. «Es que tenemos que medir mucho, no sólo tratar de aislar a los piquetes que entendemos que van con malas artes, sino además controlar a los vehículos que sufren el acoso para evitar que los conductores puedan perder los nervios y provocar un accidente», detalla uno de los agentes sobre la complejidad del operativo. «Tenemos que hacer mucha cirugía fina para evitar que a la mínima salte un incendio de proporciones incontroladas».
Los uniformados contaron con la valiosísima información de agentes de paisano infiltrados entre los piquetes y que alertaban sobre los grupos radicales dispuestos a utilizar la violencia. Los uniformados, así, abortaban sus intenciones.
La Policía desplegó cerca de un millar de agentes por los puntos calientes de Madrid. Esperaban la actuación de más de 5.000 piquetes llamados informativos durante toda la jornada, cifra que finalmente fue sensiblemente menor.
Durante toda la madrugada, en la Secretaría de Estado un gabinete de crisis con mandos policiales supervisaba todos los detalles de la compleja jornada. Sobre el terreno, otros mandos arropaban a sus subordinados. «En las jornadas complicadas hay que estar a pie de obra», apuntó uno de ellos.