Los expertos creen que los etarras se preparan para dar un 'toque de atención' si la situación no se resuelve como prevén
Jon Etxeberria, cuando fue detenido por la Guardia Civil, estaba poniendo su peculiar y oronda apariencia física a disposición del traslado de resina de cristal, epoxi y circoflex. Llevaba estos materiales en dos bolsas y pudiera parecer que dedicaba su tiempo a los trabajos manuales o a la marquetería. Pero no. Son selladores industriales o resinas para configurar moldes o elementos de unión de piezas electrónicas, así como aislantes para aislar los recipientes donde los etarras han venido guardando los mecanismos para activar artefactos explosivos; entre estos artefactos, los detonadores de bombas. Los adquirieron recientemente. Interior sospecha que Etxeberria se desplazó a París, donde fue detectado, para comprar el material.
¿Cómo debemos interpretar estos movimientos tras el «cese definitivo de la actividada armada»? Los expertos tienen dos teorías. La primera se aferra a la idea de que la banda está realizando labores de mantenimiento porque en estos momentos su mayor valor es existir para potenciar su capacidad disuasoria. La segunda tesis es menos etérea. Simplemente, dicen, han interrumpido las extorsiones y los «ataques armados» pero no han dejado de desarrollar todo lo demás, ponen los medios posibles para garantizar su capacidad de atentar, porque no descartan dar un «toque de atención» si la situación no se resuelve como ellos prevén. Y así lo han hecho llegar los especialistas al Gobierno.
¿Significa esto que puedan volver a atentar? «No de inmediato», señalan los especialistas, «pero no hay que descartar que se lo puedan plantear tras los comicios de 2013». Estos mismos expertos señalan que el aparato de falsificación de la banda sigue estando «engrasado» y, por eso, se les incautó a los tres etarras detenidos seis carnets falsos de la Guardia Civil o DNI perfectamente duplicados; les quedan más de 200 pistolas del robo de Vauvert -las que llevaban procedían de esa sustracción- y material para fabricar explosivos; y se han centrado en la presión para la salida de los presos.
Hay otro detalle que ha llamado la atención de los investigadores y es que, ciertamente, Etxeberria, el jefe del grupo al que se atribuye su participación en el asesinato del gendarme Jean Serge Nérin, la última víctima de ETA, muerto cuando intentaba impedir una operación de robo de coches, se incorporó antes de que estallara la lucha de poder entre los jefes de la banda terrorista y la izquierda abertzale. Pero los otros dos, Iñigo Sancho y Rubén Rivero, se unieron a ETA a mediados de 2010, cuando se supone que el conflicto interno estaba resuelto a favor de las «vías exclusivamente políticas».
Los expertos advierten, además, de que durante todo este tiempo, también durante el «cese definitivo», se han ido incorporando a la banda miembros de Segi, aunque sólo sea para realizar labores de matenimiento. «Hay que tener en cuenta que la decisión de parar fue adoptada por los cinco o seis que forman el Comité de ETA sin consensuarlo con el resto y esto puede tener consecuencias, puede haber gente molesta», destacan con cautela.
Sancho y Rivero son considerados miembros destacados de las juventudes de la banda, de Segi, encargados de labores de propaganda -se trasladaron varias veces a Cataluña para plantear sus propuestas- hasta que detectaron que estaban siendo vigilados y escaparon. Se unieron entonces a las estructuras operativas de ETA en Francia.
Los 'abertzales' denuncian represión
>> La izquierda 'abertzale' lamentó que «en este nuevo tiempo político» tras «el fin definitivo de la actividad armada de ETA», la respuesta de Madrid y de París sigue siendo «más represión, más bloqueo» y dar «la espalda a la mayoría social y política de Euskal Herria, que demanda soluciones urgentes en clave de 'proceso'».
> El consejero de Interior del Gobierno vasco, Rodolfo Ares, señaló ayer que pese a que «ETA no ha desaparecido», todas las «informaciones y datos que tenemos» indican que «no hay riesgos de que vuelva a la actividad terrorista». Anunció que mientras existan terroristas, «serán detenidos y puestos a disposición de la Justicia».
> El portavoz y parlamentario de UPyD, Gorka Maneiro, pidió al PNV que exija la disolución de ETA y advirtió de que, «la banda sigue siendo un peligro». «La lucha por su derrota y su disolución sigue siendo indispensable. Sólo los muy obtusos han dado ya por finiquitada a la banda», añadió.
> «El Ministerio del Interior ha dicho claramente que no hay que bajar la guardia; reitero, no hay que bajar la guardia y yo no bajo la guardia», declaró la 'popular' Rita Barberá.
Urkullu promete un gobierno «vasco de verdad, del PNV»
Tras ser reelegido, reclama el final de la Audiencia Nacional
La carrera ya ha comenzado. El PNV la inició ayer con un reforzado capitán aupado a un segundo mandato con el respaldo de la totalidad de los 71 representantes de su Asamblea Nacional. Desde la tribuna, Iñigo Urkullu dejó clara sus prioridades: regresar a Ajuria Enea, recorrer el camino de «la recuperación» para el País Vasco y desbancar al Gobierno de Patxi López.
El dirigente nacionalista subrayó que lo que Euskadi necesita es un «gobierno de verdad, un gobierno del PNV» y no un ejecutivo de «impostura e indolencia» que ha supuesto una «pérdida de tiempo». Fue su primera promesa tras ser reelegido presidente de la Ejecutiva del PNV en la VI Asamblea General que ayer concluyó el PNV en Baracaldo (Vizcaya). En una intervención muy sentida, Urkullu también situó como prioritario el objetivo «de la cabeza y el alma» de los nacionalistas; la actualización de la voluntad política de los vascos. Un reto que debería materializarse mediante un amplio acuerdo de nuevo estatus político-jurídico entre el País Vasco y España «que reconozca jurídica y políticamente la nación vasca».
El presidente del PNV recurrió a un discurso emotivo para activar a la militancia que le ha otorgado de nuevo su confianza y a la que animó para fortalecer y hacer valer el proyecto del PNV para «aspirar a lo más». Un modelo PNV que reivindicó como guía para los próximos años, en los que el nuevo tiempo abierto sitúa al PNV en la obligación de liderar «el tiempo de la recuperación». Una recuperación económica y social, dijo. En materia económica, arremetió contra el legado que dejará López y ante el que un gobierno del PNV debería restaurar «el rigor» y la gestión eficaz. En materia social, Urkullu reivindicó la necesidad de que el PNV lidere también la recuperación de tantos «años de convivencia perdidos» a causa de la violencia y la necesidad de trabajar por «redimirnos para siempre de la intolerancia».
En su intervención, se dirigió directamente a ETA y a la izquierda abertzale para recordarles que lograr la convivencia obliga «a quien tanto daño ha causado a reconocerlo expresamente. Perdón y reparación, desarme y disolución», dijo. A renglón seguido, instó al Gobierno de Mariano Rajoy a poner fin a «la excepcionalidad legal» y a terminar con lo que calificó de «política penitenciaria vengativa» y Justicia «de acompañamiento político». Urkullu fue más allá y reclamó la desaparición de la Audiencia Nacional y el final a la presencia de «cuerpos ajenos» en el País Vasco, en referencia a la Policía y la Guardia Civil.
Dios los cria y ellos se juntan. O al revés será.
ResponderEliminarTres menos y a la saca, y los otros a lo suyo, llevan desde siempre diciendo lo mismo, y haciendo lo que les da la gana.