La nueva cúpula del Ministerio del Interior la integrarán dos veteranos diputados del PP y un jurista consolidado. El Consejo de Ministros aprobará hoy el nombramiento del juez Ignacio Ulloa como secretario de Estado de Seguridad; el de Ignacio Cosidó como director general de la Policía y el de Arsenio Fernández de Mesa como hombre fuerte de la Guardia Civil.
Con los nombramientos que se acordarán hoy, empieza a materializarse el cambio en la estructura del Gobierno anunciado por el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz: el que atañe a la supresión del mando único que hasta ahora desempeñaba Francisco Javier Velázquez. El nuevo modelo volverá a las dos direcciones generales con comunicación directa con el Secretario de Estado de Seguridad.
El número dos del Ministerio será el jurista Ignacio Ulloa Rubio. El objetivo de los populares es reforzar la Secretaría de Estado de Seguridad que él dirigirá, para que desempeñe un papel clave en el día a día del ministerio, centralizando los datos de todos los cuerpos que operan en España en materia de terrorismo y crimen organizado.
De 44 años de edad, Ulloa Rubio es magistrado de carrera y actualmente ejercía como letrado del Tribunal Constitucional y juez de primera instancia e instrucción de San Felíu de Guixols (Gerona).
Fuentes conocedoras del nombramiento explicaron a Europa Press que tanto el ministro como el presidente, Mariano Rajoy, «buscaban para este puesto un perfil jurídico y una persona conocedora de las leyes». Actualmente, Ulloa Rubio trabajaba dentro del equipo de letrados que asiste al magistrado del Tribunal Constitucional Ramón Rodríguez Arribas, a quien se le sitúa en el sector más conservador del Alto Tribunal.
Otro de los hombres fuertes en el nuevo organigrama será Ignacio Cosidó. Él será el encargado de dirigir el Cuerpo Nacional de Policía. Al veterano diputado del PP se le conoce por su indesmayable actividad en la pasada legislatura. El parlamentario ha ejercido como portavoz de la Comisión de Interior en el Congreso de los Diputados. En los plenos fue uno de los principales arietes del PP contra el Gobierno de Zapatero y el entonces ministro Alfredo Pérez Rubalcaba a cuenta de la investigación sobre el chivatazo a ETA.
Según dijo en una entrevista concedida este año, Rubalcaba es «el peor ministro de la democracia», explicó, «porque ha hecho de la mentira una de sus principales armas políticas». Además, añadió: «Hay datos objetivos que permiten afirmar que Rubalcaba ha usado a la Policía no en favor de los ciudadanos, sino en favor de sus intereses de partido».
«Hay reiteradas sentencias judiciales que denuncian que el Ministerio del Interior está abusando como nunca de los nombramientos a dedo y de confianza política. Hoy no hay un solo mando policial que no haya sido nombrado a dedo por el señor Rubalcaba y ése es un sistema perverso», decía el que hoy será nuevo director de la Policía en unas palabras que vaticinan una posible sucesión de relevos en los altos mandos policiales.
Finalmente, Arsenio Fernández de Mesa será nombrado director general de la Guardia Civil. El también veterano diputado popular fue nombrado en 2000 delegado del Gobierno en Galicia y, durante su mandato, que finalizó en 2004, tuvo que gestionar la crisis del Prestige.
Fue concejal del Ayuntamiento de Ferrol (1983-1991), primer teniente de alcalde de Ferrol (1987-1989), diputado nacional del Partido Popular por La Coruña en la IV, V, VI y VII legislaturas y coordinador nacional territorial del Partido Popular (1991-2000).
Torres-Dulce, el fiscal general con más apoyo en la carrera
El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, propondrá la designación de Eduardo Torres-Dulce como fiscal general. Torres-Dulce es fiscal de Sala (la máxima categoría de la carrera) y el miembro del Consejo Fiscal más votado.El suyo no fue un sí inmediato. Quizá porque esperaba la llamada de Ruiz-Gallardón, Eduardo Torres-Dulce tenía claras las condiciones que iba a poner antes de aceptar el ofrecimiento de ser fiscal general.
Se conocen de siempre, así que fue una conversación fluida. El padre de Torres-Dulce, amigo del de Ruiz-Gallardón, encaminó al joven Alberto hacia quien ha sido uno de los mejores preparadores de las oposiciones a jueces y fiscales, Juan José Barrenechea. De modo que Ruiz-Gallardón ingresó en la carrera fiscal a la primera, en 1982. Torres-Dulce lo había hecho, también a la primera, siete años antes.
Al nuevo responsable de Justicia y al futuro fiscal general no sólo les une la condición de fiscales sino también una concepción de las cosas que neutralizó las objeciones de Torres-Dulce, dicen quienes conocen cómo se desenvolvió aquella primera charla. «Lo veo como tú», «estoy de acuerdo en todo», respondía el ministro a los planteamientos de Torres-Dulce, que se resumen en un concepto: autonomía. Autonomía de decisión, autonomía de criterio, autonomía presupuestaria...
Era una exigencia previsible en quien es considerado uno de los miembros más prestigiosos de la carrera y dirigente -público o en la sombra- de la mayoritaria y conservadora Asociación de Fiscales, cuya ideología axial es un modelo de Ministerio Público defensor de la legalidad y desvinculado del Ejecutivo en la actuación procesal.
Del prestigio que se ha ganado entre sus compañeros da fe el hecho de que es el único fiscal elegido tres veces miembro del Consejo Fiscal, la última de ellas en 2009. Logró una cifra récord de votos, 808, 200 más que el siguiente. Pero de él hablan bien incluso sus adversarios ideológicos de la progresía, que le definen como «un profesional capaz, culto, educado y con sentido del humor».
Desde luego, eso último ha quedado de manifiesto en sus respuestas a las anticipadas felicitaciones que ha recibido a través de Twitter. «Si me nombran fiscal general, me pasaré el día en la ópera, como un diplomático de Hitchcock, intrigando en los cócteles», tuiteó el martes.
Entre la opinión pública es mucho más conocido como crítico de cine que como fiscal, y eso que en este ámbito ha sido fiscal del Tribunal Constitucional, jefe de la secretaría técnica del fiscal general y fiscal de Sala (la primera categoría de la carrera) de la Sala Penal del Supremo hasta que su antecesor, Cándido Conde-Pumpido, obviando el parecer del Consejo, le relevó de ese destino y lo devolvió a la Fiscalía del TC. Pumpido le postergó luego para ser fiscal-jefe del TC; cuatro meses después, las urnas le auparon al Consejo con un resultado histórico.
Ahora Torres-Dulce estará al frente de los 2.400 fiscales. No podrá ser destituido durante cuatro años ni tampoco reelegido, así que ha llegado la hora de dejar de predicar para dar trigo. Ojalá al final de su mandato pueda afirmar, como dijo del cine John Ford, «para mí siempre fue un trabajo que disfruté enormemente».
Ocho cargos de Aguirre se van con Rajoy
La presidenta de la Comunidad dice no sentir rencor hacia Cobo por sus múltiples maldades: «Pelillos a la mar»Ocho altos cargos de la Comunidad de Madrid y de organismos públicos solicitaron ayer su cese del Consejo de Gobierno para ir a cargos en el Gobierno de Mariano Rajoy.
Entre éstos se encuentra la ex consejera Engracia Hidalgo, que hoy será la nueva secretaria de Estado de Empleo del Ministerio de Trabajo. También se marcha Ángel Yuste Castillejo, hasta hoy director general de Planificación, que será director general de Instituciones Penitenciarias, y Federico Ramos, que será secretario de Estado de Medio Ambiente.
La presidenta regional, Esperanza Aguirre, cree que, en los próximos días, se pueden producir nuevas salidas, por lo que esperará a primeros de enero para nombrar al nuevo consejero de Transportes.
La presidenta madrileña señaló que se siente «verdaderamente reconfortada de que el Gobierno de la Nación haya elegido a tantos servidores públicos de la Comunidad» para ocupar responsabilidades en los distintos ministerios. «Yo elegí a los mejores y el Gobierno ahora también lo está haciendo entre la gente que estaba en la Comunidad», añadió.
Por otra parte, Aguirre se hizo eco de la marcha de Manuel Cobo del Ayuntamiento de la capital y le dedicó unas palabras. Según dijo, ella no es «rencorosa» y si Cobo ha pensado en Ifema para continuar su carrera, hará todo lo que esté en su mano, «y con mucho gusto, para ayudarle». Y terminó con una frase: «Pelillos a la mar con el señor Cobo». Aguirre respondía así a la pregunta de si había apoyado el nombramiento del vicealcalde para ocupar un cargo en Ifema.
«Tengo muchísimos defectos, aunque no tengo el defecto de ser rencorosa. Mis amigos se sorprenden de que no me acuerde de todas las faenas que me hacen».
La presidenta se refería, sin decirlo, a los ataques que, por orden de Alberto Ruiz-Gallardón, hizo Manuel Cobo contra ella con ocasión del nombramiento de Rodrigo Rato en Cajamadrid y por el asunto de los espías.
El vicealcalde llegó a decir que Aguirre había creado una «gestapillo» para espiar a sus rivales del PP. La presidenta añadió que entiende las razones de Manuel Cobo para no continuar al lado de Ruiz-Gallardón en el Ministerio de Justicia, un departamento «muy técnico» que precisa personas «formadas específicamente en la materia».
Restó valor al divorcio de los dos políticos, porque consideró que llevan poco tiempo, y puso como ejemplo de relación política duradera la suya con Ignacio González, «que continuará hasta que los madrileños quieran».
Cobo se hace un hueco en Ifema y Moreno dice adiós
Botella presenta hoy a los miembros de su Gobierno, en el que reduce número de áreas y mantiene nombres de su antecesor
Hay frases que se han inventado para justificar determinados comportamientos, como, por ejemplo, «así es la política». Pero las palabras suelen ocultar una montonera de cuerpos para mayor gloria del, supuestamente, ungido.
El serial del nacimiento de un ministro y de la llegada de una alcaldesa al Ayuntamiento de Madrid escribe hoy otro capítulo. Ayer, el escudero de Alberto Ruiz-Gallardón, el vicealcalde, Manuel Cobo, contó con el favor de la nueva regidora para salir a los medios y hacer una despedida pública. Y es que hoy Ana Botella anunciará la composición de su nuevo Gobierno. Es decir, que destituirá a las personas con las que no cuenta.
Cobo, emocionado, intentó de manera enfática enterrar la idea de que Ruiz-Gallardón no lo quería para su nueva andadura y de que la decisión de no irse a la Secretaría de Estado con él había sido suya, pese a la insistencia del jefe.
Hasta última hora, el número dos del Ayuntamiento cumplió con su papel al dar las gracias y despedirse de todos aquellos a los que le tocaba a él y a los que eran competencia de su jefe. Ruiz-Gallardón se ha ido del Ayuntamiento de Madrid sin despedirse de nadie. Ni siquiera se ha mostrado cariñoso con colaboradores de hace más de dos y tres lustros.
El ex alcalde tan sólo se va a llevar al Ministerio al cerebro económico del Ayuntamiento, el que le ha sacado las castañas del fuego una y otra vez, el hasta ahora delegado de Hacienda, Juan Bravo, que aún no ha dicho esta boca es mía, pero que hoy será nombrado subsecretario de Estado de Justicia.
Cobo llegó a la orilla del nuevo ministro de Justicia en 1990, cuando éste lideraba la oposición en la Asamblea de Madrid. Un año después, pasó a llevar las riendas de la acción política. En la Comunidad asumió como propio el papel de fontanero y dirigió sus campañas políticas.
De la lealtad a su líder, nadie duda. Hay dos hechos que dan buena muestra de esta relación tan especial. En 2003, cuando Esperanza Aguirre se presentó a la Presidencia del PP en Madrid, Ruiz-Gallardón lo lanzó contra ella, sin tener ninguna opción, a que le pintasen la cara como candidato alternativo. Y es que, durante los ocho años previos, cuando había sido presidente de la Comunidad, no hizo ni un amigo en los pueblos de la región. El resultado fue un vapuleo morrocotudo.
El otro hito es la inmolación pública que ejerció al prestarse a dar una entrevista para arremeter duramente contra Aguirre, cuando ésta pretendía quedarse con la Presidencia de Caja Madrid a través de su vicepresidente, Ignacio González. La operación, esta vez sí, sirvió para descabalgar las pretensiones de la presidenta regional y dejar en su lugar a Rodrigo Rato.
Ahora Cobo se incorporará a un puesto -algunos lo califican de «retiro temporal dorado»- de coordinador de gestión, a disposición del director general de la Institución Ferial de Madrid (Ifema), Fermín Lucas, subordinado suyo hace unos años. Esta institución pública alberga a otros ilustres de la política del PP, como el ex alcalde de Madrid José María Álvarez del Manzano o el ex vicepresidente regional Luis Eduardo Cortés.
La que también aprovechó el día para anunciar su salida fue la hasta ahora delegada de Las Artes, Alicia Moreno. Desde luego, lo hizo de una manera muy diferente y dando un portazo. «Lo de ser independiente y mujer no mola porque ni los tuyos te apoyan. No se fía de ti nadie si no estás afiliado», aseguraba ayer, según informa Europa Press. Hoy la iban a sustituir por otra persona.
Moreno dijo que deja la política, a la que llegó en 1999 de la mano de Ruiz-Gallardón, que la hizo consejera de Cultura. Luego siguió con la misma tarea en el Ayuntamiento a partir de 2003. Moreno no tenía ninguna opción de seguir en el nuevo equipo, ya que no es militante del PP y, además, ha mantenido discrepancias públicas con la política de los conservadores. El ejemplo más llamativo, su participación en la manifestación de rechazo a la Guerra de Irak cuando era parte del Gobierno popular.
Que Ruiz-Gallardón haya decidido soltar lastre con respecto a toda su etapa en Madrid le ha creado más de un problema a Botella, ya que tenía en mente ocupar determinados puestos que iban a quedar vacantes. La alcaldesa hace público hoy su nuevo Gobierno municipal. Reducirá el número de áreas y mantendrá nombres de la etapa de su antecesor.
Buen cartel, en simil taurino. Ahora haber si cosidó, hace lo que tanto a reprochado a rubalcaba, o se le subirá el cargo y se le olvidará todo??.
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