MANUEL SÁNCHEZ / Madrid
25/09/2011/El Mundo
El Gobierno y el PSOE lanzaron ayer una ofensiva en toda regla para poner en valor «la buena noticia» y, posiblemente, la hipotética rentabilidad electoral que supone el comunicado de los presos de ETA, en el que dicen sumarse al Acuerdo de Guernica pero no piden la disolución de la banda terrorista y exigen contrapartidas como una «amnistía completa» o tener protagonismo político.
El portavoz del Gobierno, José Blanco; el vicepresidente Manuel Chaves; otros tres ministros -Leire Pajín, Francisco Caamaño y Ángeles González-Sinde-; el candidato, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el consejero vasco de Interior, Rodolfo Ares, salieron en tromba para hablar de «paso inédito», de «paso importante» o de «paso positivo» hacia la paz.
Pero ninguno dijo, a dos meses del 20-N, que esa estrategia le ha servido a la izquierda abertzale para afianzar su presencia electoral.
En este momento, todo apunta a que Bildu está muy cerca de tener hasta grupo parlamentario propio en el Congreso. Es decir, nada más y nada menos que cinco diputados.
Es cierto que todos precisaron que «ni esto se acabó» ni es el movimiento «definitivo» que espera el Gobierno, pero el propio Rubalcaba no se privó de decir que el comunicado del colectivo de presos etarras «es un paso más hacia el final, y hoy podemos decir que estamos más cerca de dicho final que ayer».
El hecho es que en las filas del Gobierno y del PSOE, el movimiento realizado por los presos se valoró internamente con más euforia de lo que se trasladó públicamente, ya que hubo orden interna de precisar en todas las declaraciones que todavía el fin de ETA no ha llegado.
De hecho, la jefa de campaña de Rubalcaba, Elena Valenciano, se preguntó en Twitter por qué nadie reconoce los éxitos del candidato contra la banda terrorista.
En contraste, el presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, consideró que «ningún demócrata puede conformarse con lo que no sea la disolución incondicional de ETA». En su opinión, se debe «hablar menos para hacerles menos propaganda y dedicarse más a solucionar los problemas reales de los ciudadanos y a no distraerse de lo principal».
Sin embargo, según fuentes consultadas, en el PSOE nadie olvida que, hasta hace unos meses, su candidato fue ministro de Interior y que cualquier paso hacia el final del terrorismo es un punto a su favor, aunque tanto Rubalcaba como su equipo de campaña aseguran que no harán bandera de este asunto.
Pero aunque digan que no quieren utilizar este asunto en la pugna electoral, ayer no hubo un dirigente socialista que no alabara el comunicado. El primero fue Blanco a la hora de marcar la pauta. El ministro portavoz dijo que se trata de un paso inédito, pero no definitivo para el Gobierno.
Y un poco más allá fue Alfredo Pérez Rubalcaba, que calificó de «buena noticia» el comunicado, aunque no quiso lanzar las campanas al vuelo: «Hoy he leído que sectores de la izquierda abertzale dicen que ya se acabó; y he leído en otros periódicos que no ha pasado nada. Pues no es cierto que se acabó, pero tampoco lo es que no haya pasado nada; ha pasado una cosa inédita, importante».
El líder socialista también puso en valor este comunicado por venir de «un sector que hasta ahora no había dado este paso».
Entre sus colegas anda el juego.
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