Alerta Digital
A finales de 2010, cientos de controladores aéreos dejaron de trabajar en reivindicación de mejoras, tal y como ocurre a diario en muchos otros centros laborales españoles. Ante la situación, el Gobierno, mediante decreto firmado por el ministro de la Presidencia Ramón Jáuregui y sancionado por el Rey Juan Carlos I la militarización del espacio aéreo y que efectivos del Ejército del Aire tomaran bajo su mando los centros de control de tráfico aéreo y las torres de los principales aeropuertos civiles. El 4 de diciembre, en Consejo de Ministros extraordinario se declaró el estado de alarma por un espacio de quince días, el máximo contemplado por la Constitución, siendo la primera vez que sucedía esto en España desde el restablecimiento de la democracia.
La acción de los controladores aéreos se produjo el día en que el país iniciaba un significativo periodo vacacional que empezaba en esa misma tarde del día 3 de diciembre hasta el día 8 del mismo mes. A tenor de este precedente, José Flores, empresario, portavoz de una asociación catalana en defensa de la familia (ACAPASE) y uno de los promotores del 15-M en España ha pedido al Gobierno que ordene a los militares restituir la normalidad en las instituciones democráticas que en las últimas horas están siendo escenario de sucesos violentos. Alrededor de dos mil ‘indignados’ atacaron hoy a parlamentarios catalanes cuando se disponían en el Parlament. Algunos consellers e incluso el propio president Artur Mas tuvieron que abrirse paso en helicóptero. José Flores, próximo a CiU, parece tenerlo claro: “Si se militarizan los aeropuertos españoles para priorizar el derecho de los españoles a irse de vacaciones, ¿por qué no se ordena también al ejército que garantice el derecho de los representantes del pueblo catalán a cumplir con su función democrática?”.
Nuestra fuente cree mucho más grave “la agresión a un representante de la soberanía popular que la cancelación de un viaje de placer” y cree que los mossos son “ineficientes” para atajar un “problema de orden público que a los políticos se les está yendo de las manos”.
“Si se dice que es legítimo que los militares tomen los aeropuertos, yo digo que es todavía más legítimo que los militares colaboren en que la normalidad democrática vuelva a Cataluña”, señala Flores. Denuncia también las críticas vertidas contra el conseller de Interior, Felip Puig, cuando ordenó a la policía autonómica que desalojaran a los acampados de la plaza de Cataluña. “Los que hoy se rasgan las vestiduras al ver al president acudir en helicóptero al Parlament son los mismos que quisieron crucificar a Puig por querer mantener el orden en las calles catalanas”, señala.
Distanciado hoy del movimiento al que dio vida junto a otros grupos y entidades civiles catalanas, Flores no duda tampoco al acusar a los ‘indignados’ de estar siendo instrumentalizados desde fuera. “Si quieren protestar contra la casta corrupta, que se vayan a Ferraz, a Moncloa o a la sede de los socialistas catalanes. ¿Acaso CiU o el PP tienen la culpa de los 35.000 millones de deuda que nos ha dejado el tripartito? ¿Cómo se puede culpar de la degradación económica y social que sufre Cataluña a quienes llevan unas pocas semanas al frente del Govern?”.
En ese sentido, José Flores dice tener “fundadas sospechas” de que la izquierda y los nacionalistas radicales están detrás de estas acciones del Movimiento 15-M y pide su disolución. “Lo que empezó siendo una iniciativa pacífica que nos granjeó el apoyo de un amplio sector de la opinión pública, hoy ha caido en manos de un puñado de delincuentes que ha echado toneladas de excremento sobre unas reivindicaciones tan justas como las que planteábamos al principio. No me cabe duda de que se trata de una estrategia de la casta para desacreditar cualquier movimiento de protesta que pudiera surgir en el futuro ante un escenariio que será cada día más incierto para millones de jóvenes”. Y una última reflexión rememorando otros escenarios. “Las protestas del movimiento hippy en los 60 degeneró cuando sus principales dirigentes cayeron en la trampa de la droga y el nihilismo, que era precisamente lo que interesaba al sistema. Otra vez se repite la misma historia, solo que esta vez los infiltrados no eran de la CIA sino de la izquierda, del nacionalismo y del feminismo radicales”.
Eso eso, los militares a la calle, y los tanques.
ResponderEliminarPues va a ser que no, estos que no son socialistas, no lo hará, si no sacan rédito político. El movimiento, está ya viciado y se han metido personajes antisistema y de toda clase de ralea, como está quedando demostrado. Les importa un pimiento la democracia, ellos van a lo suyo, manejados por algún inverbe autodirigido.