07:48 (11-04-2011) | La Gaceta
Su último informe vuelve a dejar en evidencia al equipo investigador. Insiste en que los cortes del vídeo se produjeron “intencionadamente” y “en tiempo real”. Descarta que fueran fruto del deterioro. La conclusión de la Guardia Civil confirma su tesis inicial. Vea aquí el vídeo sobre la manipulación de la cinta del Faisán
Roberto R. Ballesteros. Madrid
La Guardia Civil vuelve a poner la lupa de sus sospechas sobre el equipo de la Policía Nacional que desde el primer día viene investigando el chivatazo. Un nuevo informe del Servicio de Criminalística presentado ante el juez Pablo Ruz insiste con más énfasis que hace unas semanas en que los cortes en la cinta que grabó el bar Faisán el día del soplo fueron provocados “intencionadamente”, “en tiempo real” y de forma “consciente”.
“Los peritos –reza el documento incluido en el sumario– consideran aún más verosímil la hipótesis de que un operador, en tiempo real y de forma intencionada, haya producido los cortes observados en la videocasete 122”, que fue la que utilizaron los agentes de la Policía para grabar la entrada del local el 4 de mayo de 2006, día de la delación.
Asegura que el equipo policial que en ese momento vigilaba el local tuvo necesariamente que manipular la grabación mientras la realizaba. “Los fenómenos observados (cortes) no están relacionados con un fallo del magnetoscopio, que graba perfectamente la señal que le entra a través de su canal de entrada de vídeo (...), sino con un fallo del sistema de captura”, señala el citado informe. El documento redactado por el departamento de Ingeniería de la Guardia Civil añade que los dos cortes de la cinta 122 son distintos a los que se registran en otros cinco vídeos –que grabaron las jornadas anteriores y posteriores al 4 de mayo–, analizados también a petición del instructor, que ordenó la pericia el pasado 10 de marzo.
Los autores del informe, que se ratificarán hoy ante el magistrado en el Juzgado de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional, señalan en sus conclusiones que los cortes que registran el resto de cintas se produjeron de forma “accidental”, por pérdida de flujo eléctrico en algunos casos, o por una “sobregrabación”.
Asimismo, la Guardia Civil “descarta” taxativamente que los fundidos a negro fueran causados por el deterioro de las videocasetes, como alegaba el equipo de la Policía, de nuevo bajo sospecha. “La hipótesis de un posible deterioro de las cintas (...) durante los cortes queda descartada al comprobarse fehacientemente su buen estado”, señala el informe en una de sus conclusiones finales.
Esta última resolución de la Guardia Civil va en el mismo sentido del primer análisis elaborado por el instituto armado exclusivamente sobre la cinta 122. “Los resultados alcanzados en el presente informe corroboran lo expresado en el anterior en cuanto a la accidentalidad o a la posibilidad de avería en los magnetoscopios como causa de los cortes de la videocasete 122”, apuntan los agentes de la Benemérita.
La polémica cinta registra dos cortes, uno de tres minutos y otro de 16 segundos. El primero, contabilizando el desfase de tres minutos que tenía el reloj de la cámara, se produjo entre las 10.52 y las 10.55 horas del 4 de mayo de 2006. El segundo, entre las 11.11.12 horas y las 11.11.28 horas.
La delación, según la Fiscalía, se produjo entre las 11.10 y las 12 horas de ese día. El equipo investigador, por su parte, la situó a las 11.23 horas y acusó de llevarla a cabo a un inspector de Vitoria que supuestamente llamó al jefe superior de Policía del País Vasco en ese momento, le pasó el teléfono al dueño del Faisán y colaborador de la banda, Joseba Elosúa, y el superior policial dio el chivatazo. Ninguna de esas dos hipótesis casa, sin embargo, con el acta de vigilancia elaborada por el propio equipo investigador, que describe cómo, justo después de recibir el soplo, Elosúa abandona el bar, llama desde las cabinas de fuera y huye en coche a Francia. La salida del local, según los policías que le siguen en ese momento, se produce a las 12.35 horas, con lo que difícilmente la delación pudo realizarse una hora antes.
Además de la Guardia Civil y las revelaciones de los agentes que siguieron a Elosúa, ha habido otros actores que han puesto en duda la labor del equipo investigador. Entre ellos, el entonces jefe accidental de la Unidad Central de Inteligencia (UCI), José Cabanillas, por aquellos días superior jerárquico del jefe de la investigación, Carlos Germán. Cabanillas aseguró en sede judicial que, 24 horas después de producirse el chivatazo, Germán se personó en su despacho, le informó de que se había llevado a cabo una delación y le comentó que por el momento había una sola prueba de ello, la conversación que Elosúa y su yerno mantuvieron en el coche del primero, que había sido grabada por otro equipo policial. Germán le pidió interceder ante ese equipo para borrar la prueba del delito, a lo que el jefe de la UCI se negó en redondo, siempre según Cabanillas.
El chivatazo a ETA evitó que el juez Fernando Grande-Marlaska ejecutara una operación contra el aparato de extorsión de la banda. Al frente de esa operación estaba el equipo de Carlos Germán, a quien tras producirse el soplo el magistrado situó al frente de la investigación, para averiguar quién estaba detrás de la delación. Sus pesquisas señalaron a tres policías, hoy imputados: el inspector de Vitoria José María B.; el aún jefe superior de Policía del País Vasco, Enrique Pamiés; y el entonces director de la Policía, Víctor García Hidalgo.
Pues haber si el cuerpo hermano, hace mejor el trabajo, y acabamos con esta infamia. Pero todos ya sabemos como va a acabar esto...., en un fiasco.
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