RENE HDEZ. VELASCO / Roma
Corresponsal / El Mundo
En dicha procesión, habían anunciado su participación algunas asociaciones como la llamada Hermandad de la santa pedofilia o la Cofradía de la virgen del mismísimo coño.
La Delegación del Gobierno en Madrid ha decidido prohibir esa movilización. Benedicto XVI, que justo ayer celebró su 84 años, no dudó en lamentar ante María Jesús Figa López-Palop que la hostilidad contra la fe adopte a menudo formas «sofisticadas» que reniegan de la Historia y de los símbolos religiosos «en los que se reflejan la identidad y la cultura de la mayoría de los ciudadanos».
Y aseguró que el hecho de que en ciertos ambientes se tienda a considerar la religión como «un factor socialmente insignificante e incluso molesto» no justifica el que se trate de marginarla o de denigrarla.
El Papa concluyó, en ese sentido, que esos ataques suponen una violación del derecho fundamental a la libertad religiosa, un derecho que calificó de «inherente a la dignidad de la persona» y de ser un «arma auténtica de paz», ya que la religión «puede cambiar y mejorar el mundo».
Recordando su reciente visita a Santiago de Compostela y a Barcelona, Benedicto XVI aseguró haber percibido «muestras de la vivacidad de la fe católica» en España.
«Esto comporta también la responsabilidad de unas relaciones diplomáticas entre España y la Santa Sede que procuren fomentar siempre, con mutuo respeto y colaboración, dentro de la legítima autonomía en sus respectivos campos, todo aquello que suscite el bien de las personas y el desarrollo auténtico de sus derechos y libertades, que incluyen la expresión de su fe y la de su conciencia, tanto en la esfera pública como en la privada», enfatizó el Pontífice.
El Papa Ratzinger destacó, asimismo, cómo la Iglesia católica, en el ejercicio de su propia misión, «busca el bien integral de cada pueblo y de sus ciudadanos», pero actuando siempre, dijo, «en el ámbito de sus competencias y respetando plenamente la autonomía de todas las autoridades civiles».
El máximo representante de la Iglesia católica también hizo referencia a la crisis económica durante su discurso ante la nueva representante de la diplomacia española, una mujer que sustituye en el cargo al socialista Francisco Vázquez.
Durante su intervención pública de ayer, el Papa dejó patente su ansiedad ante la situación de gran dificultad económica «que atenaza también a España», declarándose en particular muy inquieto por los «resultados verdaderamente preocupantes, sobre todo en el campo de la desocupación» que presenta España.
Por su parte, María Jesús Figa López-Palop, la primera mujer en ser representante diplomática de España en la Santa Sede desde que hace más de cinco siglos los Reyes Católicos decidieran abrir una embajada en El Vaticano, admitió durante su intervención ante Benedicto XVI que «una buena parte de la identidad de nuestra nación responde a sus raíces cristianas» y abogó por lo que llamó «laicidad positiva», según la cual la aconfesionalidad del Estado no está reñida con garantizar la libertad religiosa y colaborar con todas la confesiones, «de modo singular con la Iglesia católica».
«Puedo asegurar a Vuestra Santidad que el Gobierno de España mantendrá su actitud de colaboración con la Iglesia católica en todos los terrenos que redunden en el beneficio de todos los ciudadanos y que estará siempre abierto a un diálogo positivo», afirmó Figa.
En España y en todo el mundo. Pero ahora con la representante que tenemos en la Santa Sede, todo lo acabará arreglando a su manera.
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