El dueño del bar “Faisán” de Irún (Guipúzcoa), Joseba Elosua, negó esta mañana ante el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz que el inspector de la Policía José María Ballesteros fuese la persona que le entregó en la mañana del 4 de mayo de 2006 un teléfono móvil con el que se le advirtió de que se iba a llevar a cabo la operación contra el aparto de extorsión de ETA.
“Soy católico y le juró que no fue la persona que me entregó el teléfono, olvídese”, llegó a decir Elosua ante el magistrado durante su declaración, según aseguraron los abogados de los imputados. Fuentes de la Fiscalía precisaron que al dueño del bar “Faisán” no se le llegó
a mostrar ninguna fotografía de Ballesteros y que sus declaraciones se refieren al recuerdo que tiene de las imágenes del inspector que fueron publicadas por los medios de comunicación. Elosua tampoco reconoció a Ballesteros en la rueda fotográfica a la que se le sometió hace dos años.
Estas fuentes afirmaron que la declaración de Elosua no contradice la principal tesis de la investigación del “caso Faisán”, en la que se sostiene que Ballesteros fue la persona que entregó el teléfono móvil y que en la delación estuvieron implicados el que fuera director general de la Policía Nacional, Víctor García Hidalgo, y el jefe superior de Policía del País Vasco, Enrique Pamiés, ambos imputados en la causa por colaboración con ETA.
Elosua situó el momento en el que le entregaron el teléfono entre las 11.00 y las 11.30 horas del 4 de mayo de 2006, el lapso de tiempo en el que las cámaras situadas en el exterior del bar “Faisán” captaron la presencia de Ballesteros. El propio inspector de Vitoria ha reconocido ante el juez que es la persona que aparece en las imágenes.
El dueño del establecimiento señaló además que en ese periodo de tiempo sólo había en el interior del bar una persona “extraña”, la misma que le entregó el teléfono.
Contradicciones con su hijo
Elosua, que se encuentra procesado por integración en organización terrorista y por amenazas como presunto enlace del aparato de extorsión de ETA, explicó ante el juez que después de que le entregaran el móvil se puso muy nervioso y estuvo cerca de una hora dando vueltas y reflexionando sobre qué hacer.
El testigo dijo que no llegó a ver a su hijo y que sobre las 12.00 y las 13.00 horas decidió, acompañado por su yerno, Carmelo Luqui, cruzar la frontera en coche para llamar desde una cabina al miembro del aparato de extorsión de ETA José Antonio Cau Aldanur, supuestamente para alertarle de la operación antiterrorista.
Se supone que Cau Aldanur tenía previsto acudir el mismo 4 de mayo a Irún para reunirse con Elosua a fin de materializar la entrega de una supuesta cantidad de dinero presuntamente procedente del cobro del “impuesto revolucionario”.
Joseba Imanol Elosua, el hijo del dueño del bar “Faisán”, contradijo en cambio la versión de los hechos ofrecida por su padre. El hijo, que también declaró como testigo ante el juez Ruz, aseguró que llegó al establecimiento entre las 12.00 y las 13.00 horas, que sí vio a su padre y que de hecho le prestó su teléfono, con el que intentó llamar a Cau Aldanur.
El hijo justificó las contradicciones entre ambas versionas señalando que su padre, debido a su avanzada edad, “no recuerda bien las cosas”.
Equipo investigador
Los abogados de la defensa, José Luis Vegas y José María Fuster Fabra, aseguraron que la declaración prestada hoy por Elosua y su hijo les da pie para poder pedir que se levante la imputación que pesa sobre Ballesteros y Pamies. “No hay base jurídico para mantener la imputación sobre Ballesteros”, aseguró su letrado.
Estas defensas presentarán en los próximos días al juez una tesis alternativa sobre lo que pudo suceder en el “chivatazo” al entender que el equipo investigador tanto del aparato de extorsión de ETA como de la propia delación a la banda terrorista, liderado por el policía Carlos Germán, pudo estar implicado en el caso.
El juez Ruz tomará precisamente declaración este jueves a partir de las 10.00 horas a Germán y a los otros cuatro agentes que forman parte de su equipo.
Los Elosua llegaron a la Audiencia Nacional sobre las 10.15 horas, donde les esperaban un gran número de cámaras de televisión y reporteros gráficos. El padre trató de ocultar su cara tapándose la cabeza con una cazadora.
Que van a decir el padre y el hijo, pues eso, nada. Encima que les hacen un favor, van a decir algo??, pues no. Más claro el agua.
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