J. M. ALONSO / San Sebastián/ El Mundo
La participación en esta marcha responde a una postura unitaria dentro del partido con la que Génova persigue «estar con la inmensa mayoría de las víctimas de la violencia de ETA y ser exigentes para que se cumpla la Ley de Partidos hasta el final», según el presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, que encabezará, junto a la presidenta del Parlamento Vasco, Arantza Quiroga, la amplia delegación de la cúpula de Euskadi.
Al entender que «es muy positivo que todas las víctimas estén unidas defendiendo un final digno para el terrorismo», Basagoiti justifica su presencia para apoyarlas en la «exigencia de una política eficaz y decente contra ETA».
Basagoiti apunta dos grandes diferencias entre esta marcha y la que organizó en Madrid el 5 de febrero Voces contra el Terrorismo, en la que no estuvieron: «No aunaba a la mayoría de colectivos de víctimas y daba por hecho una negociación política con ETA de la que no existe ninguna prueba».
En su opinión, la marcha del 9 de abril pretende «ir a lo práctico y poner de manifiesto lo importante que es cumplir el pacto por las libertades», por lo que el PP irá, pero siempre con la intención de «no ir contra nadie» sino para «poner en valor la Ley de Partidos, las víctimas, la patria y la libertad».
Por ello, Basagoiti no entiende al consejero de Interior, Rodolfo Ares, que ayer situó esta iniciativa «más contra el Gobierno que con otro objetivo». El líder del PP vasco lo achacó a su «desconocimiento de los fundamentos» de la marcha. «Lo que les he oído es que quieren una política eficaz contra ETA, sin meterse con nadie. Hacen bien en desconfiar de los planteamientos de Sortu. En la medida en que [Ares] conozca los objetivos, no pensará de esta manera y no hablará en estos términos», indicó.
Más allá de supuestos desconocimientos, Ares dejó claro ayer en una entrevista en Onda Cero que desconfía de los planteamientos de las asociaciones de víctimas por ser una «protesta preventiva» contra «suposiciones que no se dan».
ÁNGELES ESCRIVÁ / Madrid
El etarra que lleva preso más tiempo saldrá en abril
José María Sagardui Gatza, el preso de ETA que más tiempo lleva en prisión saldrá el próximo mes de abril después de cumplir 30 años de condena por tres asesinatos y nueve meses más por un intento de fuga y la agresión contra un funcionario. Un mes después será puesto en libertad Jon Aguirre Aguiriano, otro etarra condenado por tres delitos de sangre -entre ellos, el asesinato de un niño de 14 años-, que también ha cumplido 30 años de prisión. Ambos están pendientes de que un juez les autorice a abandonar la cárcel tras cumplir el máximo que, según la legislación española, se puede permanecer en un centro penitenciario. A los dos se les aplicó la Doctrina Parot, que impidió que quedasen libres hace cuatro años. Saldrán con 70.
El nombre de Sagardui ha sido protagonista de muchas de las reivindicaciones del entorno de ETA. Un homenaje en su honor le costó una condena de dos años al dirigente de Batasuna, Arnaldo Otegi, y la exhibición de su foto en una manifestación el 8 de enero provocó que las víctimas hayan solicitado a los tribunales que adopten medidas.
Es uno de los más irreductibles presos de ETA. Fue detenido en 1980 y condenado por tres asesinatos, uno frustrado contra el jefe de la Policía Municipal de Guernica; sí acabó con la vida de Juan Cruz Hurtado y Jose Mari Arrizabalaga. Hubiera cumplido muchos menos años en prisión por la reducción de condena que posibilitaba el antiguo Código Penal, pero en 1993 intentó fugarse de la cárcel de Granada y su condena quedó prolongada nueve meses por esa iniciativa frustrada y por la agresión contra un funcionario de prisiones. En 2006 podía haber abandonado la cárcel, pero le fue aplicada la Doctrina Parot. Ha pasado por 14 prisiones, permanecido en primer grado 10 años y secundado 13 huelgas de hambre.
Jon Aguirre Aguiriano saldrá del centro penitenciario de Basauri al que fue trasladado en su día por enfermedad, una rigurosa artrosis. En su historial hay tres asesinatos, estragos, lesiones y depósito de armas. Se especuló con que fue uno de los etarras que iba a ser puesto en libertad en enero de 2007 como consecuencia de las conversaciones entre los dirigentes de ETA y el Gobierno. Su precaria salud habría hecho que fuese incluido en el grupo elegido para garantizar la continuación del proceso. Este movimiento habría quedado frustrado por el atentado contra la T-4 de Barajas. Puede haber leído mucho en prisión porque, a pesar de no haber cursado ninguna carrera, fue uno de los presos becados por el Ayuntamiento de Mondragón con ayudas de 120 euros.
Los de siempre, con los de siempre, nunca mejor dicho. Pero al gobierno le da igual que le da lo mismo...
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