07:17 (22-12-2010) | La Gaceta
Las conversaciones telefónicas muestran que el ministro ordenó conseguir información sobre un imputado. El comisario general Juan Antonio González (JAG) y el jefe superior de Andalucía hicieron las gestiones.
Roberto R. Ballesteros. MadridEl ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, utilizó a altos mandos del Cuerpo Nacional de Policía para conocer datos del caso Malaya cuando el sumario aún era secreto. Sólo el secretario judicial, el juez y el fiscal tenían acceso a la información. Sin embargo, los pormenores del caso corrían de boca a oreja entre los inspectores que investigaban la operación, los comisarios que la dirigían, los jefes superiores y los altos cargos del Ministerio del Interior.
Así se desprende de las conversaciones telefónicas que se intercambiaron a principios de julio de 2006 diversos miembros del cuerpo y a las que ha tenido acceso LA GACETA. Estas llamadas muestran, además, que Rubalcaba se interesó por los detalles del caso a través de dos vías: por medio del jefe superior de Policía de Andalucía Oriental, Luis de Haro Rossi Jiménez, y a través del comisario Juan Antonio González, jefe de la Policía Judicial, que mandó a su número dos, José Luis Olivera, jefe de la Unidad de Delitos Económicos y Financieros (UDEF), a realizar las gestiones. Tanto Olivera como Rossi telefonearon a los investigadores de la Malaya para pedirles información relativa al imputado Fidel San Román, empresario también vinculado con la trama corrupta de Ciempozuelos (Madrid), que por aquellas fechas ya involucraba a alcaldes del PSOE.
Según los informes policiales basados en las citadas conversaciones a los que ha tenido acceso LA GACETA, Olivera llamó a Valentín Bahut, comisario jefe de la operación contra el Ayuntamiento de Marbella, el sábado 1 de julio de 2006 a la una de la mañana para preguntarle si sabía algo sobre Fidel San Román. Bahut contestó que no sabía nada, pero dos horas después, a las tres menos cuarto de la madrugada, el investigador jefe telefonea al inspector Rafa Madrona y le pregunta por el imputado. Madrona le responde: “San Román, a prisión”. Con la información requerida, Bahut llama a Olivera para darle el dato. “San Román, a prisión”, le informa.
Cinco días después (el jueves 6 de julio), a las 23.11 horas, Olivera volvió a telefonear a Bahut. Le pidió que le consiguiera la declaración y el auto de Fidel San Román, información que –como la primera– también se encontraba bajo secreto de sumario.
Dado lo entrada que estaba la noche, Bahut esperó al día siguiente para hacer la gestión. A las 11.32 horas del viernes 7 de julio, llamó a Rafa Madrona para decirle que “José Luis (Olivera) quiere la declaración de San Román”. Siete minutos después (11.39 horas), Olivera ya estaba de nuevo presionando a Bahut, quien le respondió que, “en cuanto tenga” la declaración, se la mandará.
Once días después (martes 18 de julio), la cúpula policial, que ya había obtenido la primera declaración de San Román, se interesa ahora por la segunda, en la que cambia su testimonio. Esta vez es el número dos de la Comisaría Provincial de Málaga, Carlos Vázquez, quien presiona. A las 22.07 telefonea a Bahut y “le dice que necesita saber si Fidel San Román ha quedado en libertad ya o no”. Acto seguido, Bahut llama a Madrona. “Le comenta que le ha llamado Carlos (y) que le pide información urgente sobre San Román”, que quiere saber “si sigue o no dentro” de la cárcel. Madrona “le contesta que sólo sabe que le han fijado la fianza hoy, pero por lo que él sabe sigue aún dentro”. Dos minutos después, Bahut recibe una de las llamadas más clarificadoras. José Manuel Rando, uno de los investigadores de la Malaya, le cuenta que le “ha llamado el jefe superior (Luis de Haro Rossi, jefe superior de Andalucía Oriental por aquel entonces) para preguntarle eso (“lo de San Román”)”. Rando explica que a Rossi “se lo ha pedido el ministro”. Dos minutos después, Bahut llama a Carlos, le cuenta lo que le ha dicho Rando y que, al no saber Rando responder, el jefe superior le ha dicho que lo dejara, que “iba a llamar él al juez” directamente.
A las 22.17 horas, Olivera insiste en lo mismo que el jefe superior. El jefe de la UDEF pregunta a Bahut si sabe si han liberado ya a San Román, que se lo ha preguntado “el jefe”, en referencia a su jefe, el comisario general de Policía Judicial, Juan Antonio González, hombre de la máxima confianza del ministro. Entonces Bahut le informa de que también le ha llamado Rando, de parte del jefe superior, interesándose por el mismo tema. “Bahut le cuenta a Olivera que (Rando) le ha dicho (al jefe superior) que van a poner en libertad con fianza (a San Román)”, pero que el jefe superior quiere saber más y que se lo va a preguntar directamente al juez. No conforme con las explicaciones, Olivera sigue presionando. “Entonces qué le cuento yo a mi jefe (Juan Antonio González)”, preguntó Olivera en un revelador testimonio que muestra que había recibido indicaciones precisas del comisario general de Policía Judicial.
“¿Dio o no usted, señor ministro, instrucciones para obtener el auto que ordena la libertad de Fidel San Román?”, se pregunta ante LA GACETA el abogado Antonio Urdiales, personado en el caso Malaya. Urdiales también se cuestiona “cómo es posible que los policías tengan acceso a las declaraciones judiciales del caso”. “Lo saben todo, testimonios ante el juez, situación en la que quedan los detenidos, cuantía de la fianza”, añade.
La Unidad de Asuntos Internos del Cuerpo Nacional de Policía, dirigida por Carlos Germán –el investigador del caso Faisán–, propuso al Juzgado de Instrucción número 11 de Málaga abrir diligencias contra quien dirigía las pesquisas del caso Malaya, el comisario Valentín Bahut.
Grabando Malaya
El juez accedió a que Asuntos Internos pinchara el teléfono de Bahut durante 14 meses, lo cual permitió a los hombres de Carlos Germán escuchar las conversaciones que el comisario tenía con sus superiores sobre el desarrollo del proceso y otros aspectos, como los diálogos narrados.
La investigación de Asuntos Internos contra Bahut –al que acusaban de extorsionar a locales y clubes de alterne– quedó en nada. A pesar de que el Juzgado número 11 de Málaga le condenó a él y al inspector Alfredo Marijuán, el recurso que éstos pusieron ante el Tribunal Supremo prosperó y absolvió a los dos policías.
El Supremo aprovechó su sentencia absolutoria para criticar la instrucción llevada a cabo por el juez y por el equipo de Asuntos Internos. Acusó a los policías de Carlos Germán de comenzar una investigación con el único indicio de “informaciones llegadas a esta Unidad”. También criticó al juez por admitir tan simple argumento para pinchar teléfonos.
Según esto, valiente poca vergüenza, e incumplimiento de la ley. Maquiavelo, hace honor a su nombre.
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