viernes, 17 de diciembre de 2010

Batasuna: 'Hay que obligar a moverse a este Gobierno débil'


ÁNGELES ESCRIVÁ /Madrid/El Mundo

Sostiene en un documento interno que «la izquierda 'abertzale' debe tener marca legal propia para dar pasos irreversibles»

Zapatero embustero

La izquierda abertzale elaboró su Planificación Política para el curso 2010-2011 incluyendo entre sus análisis la constatación de que «el Gobierno de Madrid es débil, quiere aparecer con firmeza en el conflicto vasco pero su situación no es nada estable ni siquiera en esto porque le aprietan hasta las más pequeñas denuncias de la ultraderecha». Los radicales, en su documento anual de finales de septiembre, atribuyeron esa debilidad a la situación económica y también a la «gestión del modelo de Estado», en concreto, a «lo acontecido con el Estatut catalán» que, según escribieron, puede acarrear «consecuencias nefastas para Zapatero».

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Viene de primera página.

Batasuna tiene como objetivo poner en marcha el que denomina Proceso Democrático, con el que pretende que los partidos vascos lleguen a acuerdos políticos que el Estado se vea obligado a asumir. Y para iniciar ese proceso necesita que «el Estado español levante las medidas de excepción que ha puesto en Euskal Herria porque la aceptación de los mínimos democráticos es un elemento indispensable para comenzar las conversaciones y la negociación política en Euskal Herria».

De modo que la primera «tarea» que se marca para el nuevo curso es «obligar a moverse al bloque del no», en el que incluye al Gobierno, al que califica de «inmovilista», presionándolo porque «es el único modo de poner el factor tiempo a nuestro favor».

«Hay que romper ese bloqueo del Estado mediante la presión popular», la «implicación internacional» -que aseguran haber obtenido con el grupo de Currin, la labor del Friendship en Bruselas y los llamados Amigos de Euskal Herria- y el «compromiso de los agentes políticos (EA y Aralar), sociales y sindicales mediante un acuerdo de mínimos democráticos». «Necesitamos compromisos firmes para presionar al Gobierno», insisten. [Poco después, consiguieron que Zapatero dijera que sus pasos no serían «en balde»].

Su segunda «tarea» es lograr un partido propio que le ayude a conseguir sus fines, y en este punto hay una frase significativa que, según las Fuerzas de Seguridad, justificaría la cautela que han recomendado al Gobierno respecto a los movimientos de los dirigentes de Batasuna: «Para dar pasos firmes e irreversibles en la resolución del conflicto, la izquierda abertzale debe tener garantizado el derecho a realizar su actividad política con plena libertad. Debe tener una marca legal propia».

En los meses que preceden a la redacción de dicho documento, los dirigentes de la izquierda abertzale se estuvieron reuniendo con representantes políticos -algunos socialistas- para convencerles de que los pasos que estaban dando eran irreversibles y unilaterales, porque habían llegado a la conclusión de que violencia y política son incompatible. Sin embargo, en este plan, escrito tras el esperado comunicado de ETA -«muy significativo», dicen- en el que la banda se limitó a certificar que llevaba meses en un parón de sus «acciones armadas», Batasuna desliza la necesidad -y hay expertos que leen también la exigencia- de tener un partido «sin disfraces», «sin ocultarse».

«Porque nos hallamos ante unas elecciones muy importantes», argumentan. «No situamos la legalización solamente mirando a las elecciones, situamos la legalización dentro de los mínimos que tienen que ser aceptados para que el proceso avance», dicen. «El hecho de ser legales en las elecciones supone un paso importante en la lógica del Proceso Democrático», porque «hemos de construir una nueva hegemonía política abertzale que tenga reflejo y peso político en las instituciones».

En realidad, los dirigentes de Batasuna constatan en diferentes párrafos que todos sus movimientos tienen una motivación instrumental, cuyo objetivo es obtener réditos políticos. «No estamos en una situación estanca o cerrada. Lo nuestro tiene naturaleza de proceso, aunque en ese camino haya que poner hitos para hacerlo irreversible y para que se multipliquen las oportunidades para lograr nuevos objetivos». A esas alturas ya se habían difundido las declaraciones de Alsasua, Bruselas y Nafarroa. No se había firmado la de Gernika, en la que, si bien es cierto que públicamente pidieron por primera vez a ETA, junto con EA y Aralar, «un alto el fuego permanente unilateral y verificable como expresión de voluntad para un definitivo abandono de su actividad armada», también lo es que le ponen una lista de deberes inasumibles al Ejecutivo.

En cualquier caso, Batasuna aseguró en septiembre a los suyos que «el proceso político se está desarrollando paulatinamente» y que, aunque hay «grandes riesgos», «mientras sea un proceso dinámico, tendremos la posibilidad de condicionar su dirección en la forma adecuada».

Varios puntos recogen la coincidencia con ETA en los objetivos, aunque la discrepancia en el uso de la violencia y en los tiempos sean evidentes. Por ejemplo, Batasuna sostiene que su situación actual -como centro del foro soberanista- es fruto de los planteamientos realizados en 2008, tras el fallido proceso de negociación cuyo modo de finalizar, según reconoce, la estaba «desgastando». Y a esa época pertenece un documento de la banda en el que ésta auspiciaba la creación del foro con EA y con Aralar, siempre que el liderazgo fuera de la izquierda abertzale.

Se incluye otra idea, escrita esta vez en verano de 2009 por ETA, según la cual la presencia en las instituciones es importante para hacerse fuerte allí. Igual que se recoge el planteamiento, totalmente novedoso de la banda respecto a sus presos e incluido en el primer comunicado de septiembre de este año: desde entonces, tanto ETA como Batasuna consideran que este asunto, que siempre era colocado en el final de una eventual negociación con el Gobierno, ha de ser solucionado «con urgencia», «mejor pronto que tarde», «sin esperar a la mesa de negociación», porque «es positivo para el proceso».

La confirmación o modificación de cada una de esas intenciones y estrategias se irá viendo en los próximos meses y también a no mucho tardar, con la reacción al próximo comunicado de ETA, cuya difusión el Gobierno prevé que se produzca a partir de mañana.

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