ERENA CALVO / Rabat
Especial para EL MUNDO
Guejmoula se lamenta de que se haya hecho una diferenciación étnica entre saharauis y marroquíes tras el desmantelamiento hace casi una semana del campamento de Gdeim Izik y los disturbios que siguieron en plena ciudad entre manifestantes saharauis, fuerzas del orden y ciudadanos marroquíes.
En opinión de la diputada -que formaba parte del equipo negociador con el comité de Gdeim Izik-, las autoridades marroquíes «se han equivocado». Un día antes de la intervención, relata, «la situación era aceptable y todas las partes estaban dispuestas a dialogar». De pronto, «la versión oficial era que había una red de criminales en el campamento y que tenían a la población secuestrada».
Guejmoula afirma que si realmente había criminales, «las autoridades locales tendrían que haber actuado mucho antes, porque el campamento estuvo levantado casi un mes». Condena la intervención militar y critica que «ni siquiera se les dio un ultimátum». Además, niega -como han asegurado las autoridades marroquíes- que la operación fuera pacífica.
Si no se depuran responsabilidades entre las autoridades locales, continúa, Marruecos «perderá credibilidad». «Los habitantes de la región del Sur» -como definen marroquíes y saharauis unionistas al Sáhara Occidental- «se merecen respeto por parte del Gobierno marroquí».
Como defensora del plan de autonomía que el reino alauí propone para el Sáhara Occidental en Naciones Unidas, Guejmoula exige «transparencia».
Con la reacción de Marruecos, su plan de autonomía «está quedando desprestigiado», señala a este periódico Ramadan Messaud Larbi, presidente de la Asociación Saharaui de Derechos Humanos (Asdedh) y defensor como Guejmoula de las tesis de Rabat.
«Ha habido un fuerte enfrentamiento en El Aaiún entre saharauis y marroquíes, y estos últimos han estado apoyados directamente por las autoridades y la policía», asegura al tiempo que califica estos hechos de «indignantes» y reclama que se abra una investigación y se tomen medidas «claras» contra los que «están detrás del enfrentamiento entre civiles».
Si no se hace así, «podremos pensar que el objetivo de todos estos actos era provocar una guerra civil y amedrentar a la población autóctona».
Su asociación está tratando de recabar datos para emitir un informe sobre los conflictos en El Aaiún, «aunque sigue habiendo confusión». Ellos hablan de siete bajas civiles saharauis, «pero pueden ser más».
«La gente ha pasado mucho miedo y ahora hay una gran desconfianza. Es tremendo que tu propio vecino ataque tu casa y más si cuenta con la ayuda de la policía. Nos hemos llevado una sorpresa y estamos contrariados porque habíamos apostado fuerte por Marruecos y su plan de autonomía», continúa.
Para Guejmoula también son muy graves «los choques entre marroquíes y saharauis, ha habido una fuerte confrontación entre ciudadanos de la misma región y las autoridades deben velar por la seguridad de los ciudadanos sin discriminación».
«El Sáhara es una región que ha pasado por muchas etapas críticas y 11 años de guerra cruel con muchas víctimas, hay que crear una paz social con respeto», añade la diputada. Desde su punto de vista, las autoridades locales en El Aaiún «están haciendo todo lo contrario a lo que ha dicho el monarca Mohamed VI, que siempre ha defendido el respeto a los derechos humanos, la justicia social y la vía de la democratización».
Que se dejen de monsergas todos.
ResponderEliminar¡Sáhara libre ya!