ÁNGELES ESCRIVÁ / Madrid/ El Mundo
Ternera no quiere arriesgarse a que ocurra lo mismo que a finales de 2006 cuando ETA cambió a sus representantes en la mesa de negociación antes del atentado contra la T-4 de Barajas y él tuvo que ceder el puesto. Estaba previsto que el desenlace de la negociación entre etarras para esta operación se supiera en esta semana que empieza, y si nada se ha torcido, los actuales dirigentes de la organización le habrían concedido todas sus peticiones.
La recuperación del protagonismo de Josu Ternera que ha de cerrarse en la semana entrante puede traer consigo, según las fuentes consultadas, todo un cambio en el aparato político de la banda, no sólo de las personas que lo dirigen sino de la estrategia y el peso que la línea política pasa a tener. Y ese cambio es en sí mismo, un gesto que puede ser bien recibido por los miembros de la izquierda abertzale que ayer realizaron un pronunciamiento y que después esperaban un cambio en ETA y un comunicado antes de Navidad que les facilitase su objetivo de estar presentes en las elecciones.
Hasta el momento, el aparato político estaba encabezado, entre otros, por la etarra Iratxe Sorozabal y por David Pla, vinculado con el aparato de letrados de ETA que fue desarticulado en abril de este año, puesto en libertad por falta de pruebas y huido después hasta incorporarse a la organización en Francia.
La incorporación de Ternera, según las fuentes consultadas, implica que las respuestas que va a dar la banda a los acontecimientos que se vayan produciendo van a ser más rápidas, que el aparato político adquiere un poco más de protagonismo respecto al militar -como siempre que se hace frente a un proceso de negociación o a sus prolegómenos-, y que ha sido superado el momento de ralentización que se había producido en la hoja de ruta marcada por la izquierda abertzale por los inconvenientes planteados por un sector de la organización al proceso que el sector posibilista está liderando.
En principio, esta ralentización se había producido porque el sector más remiso no entendía los mensajes enviados por los mediadores internacionales y, en definitiva, porque no veía claro una actitud pasiva de ETA sin conseguir nada a cambio. Parece que estos inconvenientes podrían haber sido superados.
Josu Ternera es un histórico de la banda que tiene sobre sí varios asesinatos, pero cumplió condena y se incorporó al Parlamento vasco como dirigente de Euskal Herritarrok.
El Supremo le imputó en 2002, mientras disfrutaba de ese cargo, por el asesinato de 12 guardia civiles en el cuartel del Instituto Armado de Zaragoza y huyó. A pesar de estar en busca y captura, en el anterior proceso de negociación fue el principal interlocutor del presidente del PSE, Jesús Eguiguren, que se reunió con él reiteradamente en Oslo y en Suiza para preparar, primero, los diferentes comunicados que darían paso al proceso y, después, los encuentros entre Gobierno y ETA habidos hasta diciembre de 2006. El proceso de negociación en el que estuvo Ternera incluyó concesiones políticas del Estado a la banda como la creación de una institución común compartida entre el País Vasco y Navarra con capacidad legislativa y ejecutiva que ya había sido recogida en la conversaciones de Loyola entre Batasuna, PNV y PSE.
Quince días antes de la T-4, Eguiguren comprobó que, a pesar de que el acuerdo con ETA incluía mantener a los interlocutores, la dirección había sustituido a Ternera por Thierry. Se dijo entonces que Ternera había sido apartado por su desacuerdo en seguir un proceso de negociación compatible con los atentados, pero lo cierto es que en ETA las decisiones se toman por consenso y, él, sin rechistar, pasó a un segundo plano para poder ser recuperado en una segunda fase de la negociación sin el estigma de estar entre los duros.
Con este, hacía yo ternera estofa. Si hubiera vergüenza, que no la hay, este asesino estaría de nuevo en la carcel, y no pavoneándose con aires de grandeza y chulesco.
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