«Hemos sido testigos de un genocidio en El Aaiún»

TERESA CRUZ / Las Palmas/El Mundo

Dos activistas recuerdan el «horror» vivido al regresar a España

Escondidos en una casa de El Aaiún después de ser «testigos de un genocidio». La española Isabel Terraza y el mejicano Antonio Velázquez, de la asociación Resistencia Saharaui, aseguraron ayer al regresar a Canarias haber visto «una ambulancia llena de muertos» tras el desmantelamiento del campamento de protesta saharaui Gdeim Izik.

Los activistas prosaharauis exigieron la «urgente intervención» del Gobierno de España y del Consejo de Seguridad de la ONU. «Tenemos mucha rabia y dolor por la indiferencia del Gobierno español por los horrores que está viviendo el pueblo saharaui bajo el yugo del reino de Mohamed VI», insistieron. «Hay muchos saharauis que no pueden decir al mundo que están siendo masacrados», recalcó Velázquez en este sentido. Por eso, su propósito es convertirse en «la voz» de aquellos que no pueden hablar por miedo. Tanto la española como el mejicano insistieron en que es preciso investigar lo ocurrido y «que no mueran estas historias de terror porque el mundo las debe conocer».

Tal y como relataron desde El Aaiún, Terraza y Velázquez volvieron a dar detalles de su «noche más larga», cuando escucharon «muchos gritos» y «aullidos» de personas que estaban siendo apaleadas. Según afirmaron, «fue escalofriante», ya que vivieron cómo los agentes y militares marroquíes golpeaban puerta por puerta y sacaban a los saharauis contra los que arremetían sin ton ni son.

Ambos huyeron en un vehículo del campamento, y camino a El Aaiún se encontraron con miles de personas que caminaban por el desierto con sus niños y bebés, sin saber qué rumbo coger. Al llegar a la ciudad, vieron una gran humareda y «gente como loca» que protestaba por la actuación de Marruecos.

Los activistas también reprocharon a la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, el no haber condenado esta intervención contra un campamento con el que se reclamaba una «vida digna y el respeto a sus derechos». El activista mejicano insistió en la necesidad de la celebración del referéndum de autodeterminación, «porque si no es así, habrá una guerra».