martes, 24 de agosto de 2010
Son unos niñatos
SALVADOR SOSTRES
Sería un enorme error no sacar las conclusiones adecuadas del secuestro y de la liberación de Albert Vilalta y Roque Pascual. Un rapto completamente evitable y una liberación que, según parece, nos ha costado siete millones de euros y la liberación de un terrorista como intercambio.
Pertenecer al mundo libre, a la parte afortunada del planeta, además de unos jugosos privilegios, implica aunque sólo sea la responsabilidad de ser consciente de tu suerte y de no ponerla en peligro. Todo el mundo sabe que la ayuda humanitaria llega a todos los rincones del mundo a través de los cauces habituales y que no hace falta viajar con ella. También lo sabían los tripulantes de la Flotilla de la Libertad, terroristas incluidos, que naturalmente no tenían ningún objetivo caritativo y sólo buscaban desafiar a Israel y hacer propaganda de los asesinos de Hamas.
Ni Albert ni Roque son unos héroes. Son unos niñatos. No son médicos de Médicos sin Fronteras, cuya presencia en el territorio afectado sí que es indispensable, ni soldados americanos yendo a derrocar una dictadura o a pacificar un territorio. No son monjas misioneras dejándose la piel y la vida construyendo escuelas y hospitales. Son hijos progres de familias acomodadas, aventureros de pacotilla. Sería un insulto a tanta gente que trabaja en serio para aliviar el sufrimiento de los más desfavorecidos que Albert y Roque pasaran por valientes cuando no son más que unos fantasmas.
Con el hambre ajena como cínico pretexto se bajaron al moro a hacer el turista solidario, a fer el mec -como decimos en catalán para describir al que se pavonea-. Ni su carga humanitaria era en modo alguno consignable, ni hacía falta que la bajaran ellos. Tampoco hacía falta el demencial espectáculo de publicar por internet cada movimiento de la llamada caravana solidaria. Me alegro de que su secuestro se haya acabado. Sobre todo por sus familias. Pero era completamente evitable.
Espero que tanto uno como otro hayan aprendido el valor de la libertad y de lo absurdo que resulta despreciarla. Que en el mundo hay buenos y hay malos, y que los buenos son los que les han ido a rescatar y los malos los que les secuestraron. Buenos y malos. Secuestradores y asesinos de Al Qaeda, y el mundo libre al otro lado. Espero que no les quede ya ninguna duda. Y si les queda alguna que lo digan, que les volveremos a mandar con los que «sólo tienen piedras».
También sería deseable que reflexionaran sobre lo que su secuestro nos ha costado -siete millones de euros y liberar a un terrorista-, y que se dieran cuenta de que no sólo su excursión no sirvió para nada sino que nos ha salido muy cara. Un terrorista más anda suelto por el mundo y Al Qaeda sentirá a partir de ahora una predilección especial para secuestrar a españoles, que son de los que pagan.
Sería un error no aprovechar estos sucesos tan lamentables para hacer pensar a tanto joven peludo y desorientado que, creyéndose salvar el mundo por organizar expediciones alocadas, acaba convirtiéndose en cebo del terror, en carnaza de la maldad organizada.
Albert y Roque, bienvenidos a casa. Espero que como buenos solidarios trabajéis duro para pagarnos lo que nos ha costado rescataros.
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Pues esa es la opinión que da al respecto Salvador, y en parte lleva mucha razón de lo que dice. Ese dinero va a servir, para que los terroristas lo usen en sus fines, que no son otros que matar.
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