sábado, 20 de febrero de 2010
EL REVÉS DE LA TRAMA
EL REVÉS DE LA TRAMA
Zapatero no quiere un pacto, quiere una tapadera. Si hubiera querido un pacto para luchar contra la crisis, habría llamado a Rajoy y se lo habría propuesto sin esperar a la escena parlamentaria que ha montado esta semana. Incluso sin llamada previa, si lo hubiera querido lo habría planteado en el Congreso sobre contenidos concretos: «Mire usted, debatamos un acuerdo sobre un nuevo contrato laboral, la utilidad de subir o bajar impuestos, sobre cómo ahorrar gasto, qué hacer con las pensiones… Aunque los sindicatos se subleven». Pero no lo ha planteado así porque odia ceder ante el Partido Popular su dogmatismo con la crisis, que pasa en menos de 24 meses de negar su existencia a calificarla como la más grave de los últimos 80 años, ahí es nada. Lo que quiere es que el Partido Popular le cubra las espaldas y las vergüenzas.
En el Congreso no se vio el martes al Zapatero de otras veces. Aunque se creció al final, allí acudió un político noqueado por un problema que le ahoga. La crisis le ha superado y, en vez de aplicar medidas valientes, enérgicas e impopulares -jugársela al fin y al cabo, que es lo que se espera de un jefe de Gobierno-, busca refugiarse entre las faldas de la oposición. El debate político está tan pervertido que se exige a la oposición los remedios que hay que requerir al Gobierno.
- Es que no conocemos las medidas de la oposición.
- Usted perdone, pero lo que necesitamos conocer es las medidas del Gobierno.
(Aparte de que todo el que ha querido enterarse sabe lo que haría Rajoy si gobernara).
Ahora, el partido de Rajoy debe acudir a la llamada de la comisión para el pacto (último invento zapateril que posiblemente acabará como los artificios de Napoleón: es a él a quien se le atribuye la confidencia «cuando quiero que un problema no se resuelva, creo una comisión»), debe acudir por si suena la flauta y aparece por allí un partido gubernamental con intención sincera de alcanzar un pacto en bien del país.
Pero que el PP se tiente la ropa. La actual legislatura está acabada aunque falten aún dos años para que termine (si esto fuera baloncesto, diríamos que estamos en los minutos finales de la basura, minutos que van a parecer una eternidad) y el objetivo de Zapatero es obtener oxígeno mediante el enredo de los demás en su naufragio. Si Zapatero empezó su inesperado mandato hace seis años promoviendo un pacto para la exclusión social y política del PP -un pacto escrito que debería avergonzar a sus firmantes y del que el PP logró recuperarse contra muchos pronósticos-, ahora trata de arruinar sus expectativas de futuro implicándole en su fracaso político frente a la crisis.
Eso es lo que significa la finta de Zapatero disfrazada de llamada para un pacto. No estoy diciendo que no sea útil un pacto sincero; estoy diciendo que el pacto planteado no es un pacto sino una trampa, mediante la que se quiere transmitir la ficción de que se lucha contra la crisis económica cuando, en realidad, se trata de maquillar la crisis política que atenaza a Zapatero. Actuando con inteligencia y con astucia, el PP ayuda a este país, que necesita que al menos quede una alternativa creíble al fiasco de un jefe de Gobierno que ha agotado ya hasta las ocurrencias.
De este personaje, no te puedes fiar nada nada, porque cuando menos te lo esperes, fas, te la clava por la espalda.
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