martes, 8 de diciembre de 2009
Cuestión de símbolos
Cuestión de símbolos
7 de Diciembre de 2009 - 18:11:58 - Luis del Pino
ENTRADILLA AL PROGRAMA "SIN COMPLEJOS" DEL DOMINGO 6/DIC/2009
Nos guste o no, los símbolos mueven el mundo. Porque los símbolos resumen y representan aquello que somos o que creemos, o permiten identificar el grupo del cual nos sentimos parte.
Banderas, himnos, uniformes... Lejos de representar creaciones del marketing o de la voluntad política, los seres humanos tienden a usar esos tipos de símbolos de modo generalizado, espontáneo y voluntario en todos los órdenes de la vida. Desde el punto de vista de su utilidad, nada diferencia a los uniformes militares, por ejemplo, de la indumentaria voluntariamente uniforme que los jóvenes góticos adoptan hoy en día. En ambos casos, no son otra cosa que una seña de identidad grupal.
Los símbolos tienen, además, la particularidad de que son extremadamente celosos. Cuando uno de ellos anida en el corazón de una persona, tiende indefectiblemente a expulsar del mismo a todos los demás símbolos competidores. Es muy difícil, por ejemplo, sentirse conmovido por dos banderas distintas. Para que la cuatribarrada o la ikurriña despierten emoción, es requisito indispensable que se anule en la persona toda emoción por la bandera española. Y eso lo saben perfectamente los nacionalistas. Ésa es la razón de que hayan puesto tanto empeño en expulsar la bandera española, el himno nacional o el propio nombre de España de todos los ámbitos de la vida pública.
El predominio en el terreno simbólico no garantiza la victoria en las urnas o en el terreno de las ideas, pero aquellas ideologías a las que se consiga castrar simbólicamente, se verán obligadas a competir en inferioridad de condiciones, porque no podrán contar con la emoción como ayuda o complemento de los argumentos racionales.
A lo largo de estos treinta años de democracia, hemos ido consintiendo, una vez tras otra, que los símbolos que representan a España fueran arrinconados. Hemos consentido, por ejemplo, que la bandera y el himno nacionales quedaran relegados a los actos oficiales y a los desfiles, a esos actos que a Rajoy, y a mucha otra gente, le parecen un "coñazo".
Nos han enseñado a esconder los símbolos que nos representan, a avergonzarnos de ellos. Nos han enseñado a no utilizar palabras como Nación, a la que sistemáticamente se sustituye por el vocablo "Estado". Nos han enseñado a interiorizar que palabras como patria o patriota resultan casposas y obsoletas, al mismo tiempo que ellos usaban con naturalidad palabras como "abertzale", que significa precisamente "patriota" en vasco, o como Aberri Eguna - Día de la Patria.
Si nos han ido derrotando en la batalla constitucional, si han conseguido acabar con la Constitución española, es precisamente porque antes les hemos dejado derrotarnos en el terreno simbólico. Les hemos concedido todas las victorias en ese terreno, sin tan siquiera resistirnos.
En la pasada legislatura, las manifestaciones contra el Gobierno por la negociación con ETA constituyeron un éxito tan rotundo que terminaron doblándole la mano a José Luis Rodríguez Zapatero y obligándole a sumergir las negociaciones a la espera de mejores tiempos. Y me gustaría que reflexionaran ustedes sobre el papel que en esa movilización popular desempeñaron los símbolos.
¿Por qué esas concentraciones se fueron convirtiendo gradualmente en una exhibición cada vez más generalizada de banderas españolas? Pues porque por primera vez en muchos años, los españoles podían salir a la calle a exhibir sin avergonzarse una enseña que les representa a ellos y a los principios que ellos defienden. Y la misma exhibición de esas banderas nacionales actuaba como banderín de enganche para incrementar la asistencia a la siguiente manifestación. Porque los símbolos, además de celosos, son extremadamente contagiosos.
Si los que creemos en la libertad y la igualdad de todos los españoles queremos volver a tomar la iniciativa en el terreno político, tenemos que comenzar por plantear la batalla de los símbolos. De otro modo, los defensores del totalitarismo etnicista tendrán media guerra ganada. Les invito, por tanto, a que aprovechen cualquier oportunidad para recuperar el terreno que hemos permitido que nos arrebataran a lo largo de estos treinta años. Les invito, por ejemplo, a que no utilicen ustedes la palabra Estado para referirse a España. Aprendan a utilizar de nuevo la palabra Nación. Les invito a que procuren emplear el himno español de forma cotidiana y natural. Y les invito, por supuesto, a que hagan lo que puedan por normalizar el uso de la bandera española.
Por ejemplo, hoy. Al igual que en otros países es costumbre poner en el balcón una bandera en casi todas las celebraciones, hoy es un buen día, en el aniversario de la Constitución, para poner en el balcón una bandera de España, así que les invito a que lo hagan.
Porque cada vez que desperdiciamos una oportunidad de utilizar nuestros símbolos, otorgamos una nueva victoria a aquéllos que no quieren otra cosa que destruir esos símbolos y todo lo que esos símbolos representan.
¡Feliz Día de la Constitución a todos!
Tienes toda la razón. En este país llamado de momento España, están quitando todo lo que huele a patriotismo, osea, el himno, la bandera etc..,, Entonces que esperamos de unos gobernantes, que tienen vergüenza a oir su propio himno y ver su propia bandera, pues nada bueno.
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