lunes, 7 de marzo de 2011

¡Y del barro brota otra flor!: Ángel Luis Campo, otro juez decente que planta cara al abominable integrismo español de género


Alerta Digital

Sin duda un sueño y milagro para muchos que ve cómo el fundamentalismo de género que invade al gobierno y a la Administración española tanto estatal como autonómica siembra de dolor y sufrimiento la vida de muchas familias, menores incluidos.

Basta ya. Creo que ha llegado el momento de que entre todos arrimemos el hombro y que las administraciones local, autonómica y estatal aporten los medios necesarios para que realmente demos un giro de 180º y consigamos volver a vivir bajo el amparo de ese principio fundamental que es «el interés del menor». Para lo cual debemos restaurar el principio de igualdad y el principio de presunción de inocencia. El maltrato, sea físico o psíquico, que realmente existe, debe ser castigado con la máxima dureza posible. Pero, ojo, sin mirar quién es el maltratador. El castigo debe fijarse en función de la gravedad del maltrato.

¿Se nos ha ido el teclado? ¡Para nada!, no son nuestras palabras, son las palabras del juez Ángel Luis Campo, juez decente, valiente y ha puesto su cabeza al servicio de la justicia y de la verdad.

Sus palabras, todas incendiarias por lo que de justas, sensatas y “raras” tienen.

Esperemos que su cabeza no la veamos rodar pronto ya que mucho nos tememos que, como se siga significando tanto, rodará. Un recordatorio especial y cargado de emoción para la Aido, Pajin y el predicador Lorente Acosta, que con su posición diametralmente contraria a la del juez, podrían estar colaborando con el maltrato.

Las palabras son tremendas, aquí tenemos algunas de sus perlas, que necesitan pocos comentarios:

“Tal vez sea que entre los políticos, los legisladores y los progenitores nos hemos cargado tres principios fundamentales en nuestro ordenamiento jurídico que son, o deben ser, pilares en una sociedad democrática, justa y equitativa. Principios que son: ‘todos somos iguales’, la ‘presunción de inocencia’ y ‘actuar siempre en interés del menor’”.

Pocas veces nos han parecido tan ciertas y pocas veces hemos estado tan de acuerdo con un juez como en este caso con estas palabras. Eso mismo es lo que venimos diciendo desde hace ya muchos años. Esta claro que ni somos iguales ni valemos igual, lo de la presunción de inocencia tiene menos consistencia que un papel de fumar mojado y el interés del menor no aguanta ni la más leve crítica.

“…. puede una sociedad: permitir que una persona, simplemente porque sea denunciada por otra, tenga que dormir uno, dos o tres días en un calabozo; permitir que por una simple denuncia un progenitor sea sacado de su casa y alejado por tiempo indefinido de sus hijos; permitir que por una simple denuncia unos niños/as dejen de ver a uno de sus progenitores y al resto de la familia paterna o materna; permitir que cuando una pareja deja de convivir, sus hijos tengan que elegir entre uno u otro progenitor; permitir que cuando hay una separación o un divorcio, los hijos que están conviviendo a diario con papá o mamá, de un hoy para mañana se tengan que conformar con ir de visita unos pocos días al mes a casa de papá o mamá; permitir que nuestros hijos/as crezcan convencidos que se puede denunciar unos hechos falsos, pues no ocurre nada; permitir que nuestros hijos/as crezcan creyendo que es más grave la bofetada que da un niño a una niña que la que puede dar una niña a un niño; permitir que en un proceso judicial, separación o divorcio, donde se está discutiendo cómo va a ser la vida de los hijos/as hasta su mayoría de edad, nadie defienda y proteja realmente los derechos e intereses de estos menores; permitir que en estos procesos de separación o divorcio, los hijos, que son personas como nosotros, los adultos, no sean vistos como sujetos de derechos, sino más bien como una herramienta para conseguir algo: dinero, vivienda, tranquilidad, hacer daño…”.

Insistimos … no son palabras nuestras, son de un juez de familia, palabras del ilustre, sabio, valiente y decente Ángel Luis Campo y por supuesto, también, la forma de pensar de otros que siendo decentes, no son tan valientes.

No lo hemos dicho, porque creemos que es obvio, pero aunque no son palabras nuestras las hacemos nuestras, totalmente nuestras, desde los espacios en blanco hasta las comas, todo, absolutamente todo lo asumimos. ¿Estaremos ante una rebelión de jueces?

Pero no nos engañemos, frente a estos jueces valientes, tenemos a los mendaces, los acomodados, los equidistantes y los tibios. Y no sólo jueces. Los hay también que son políticos, policías y guardias civiles.

1 comentario:

  1. Pues hombre, todos no vamos a ser malos, y poco a poco hay que sacar los cuernos, nunca mejor dicho, y defendernos de toda esta casta que tenemos apestosa.

    ResponderEliminar